La Cumbre del G20 del año 2010, que tuvo lugar en Seúl, se llevó a cabo bajo un lema similar. Desde que se desató la crisis económica mundial en el 2008 y en los años siguientes, se planteó la necesidad de que hubiese mayor participación por parte de los países emergentes en las discusiones económicas internacionales, puesto que el G7 tiene inevitablemente ciertas limitaciones respecto al asunto. En consecuencia, nació el G20, en el que se incluyen las principales economías emergentes del mundo. En aquel momento, se señaló que el sistema financiero internacional falló a la hora de reflejar el hecho de que durante las últimas tres décadas habían surgido nuevas economías emergentes cuya participación y protagonismo se habían incrementado considerablemente.
En la Cumbre del G20 del año 2010, celebrada en la ciudad de Seúl, Corea del Sur presidió el grupo. Esto sirvió de indicativo de que el país pasó a asumir un papel activo en el orden de la economía internacional.
La Cumbre del G20 en Seúl adoptó la «Declaración de los Líderes de la Cumbre de Seúl», compuesta por 20 artículos, y firmó un acuerdo que contenía 74 artículos. Entre otros resultados de la Cumbre se incluyeron el «Consenso de Seúl para el Desarrollo y Crecimiento Compartido», el «Plan de Acción Plurianual» y el «Plan de Acción Anti-Corrupción».
La Declaración de los Líderes de la Cumbre de Seúl enfatizó el papel de los países en desarrollo y emergentes para poner fin a la guerra cambiaria de los países principales y para reformar el FMI, cuya estructura estaba centrada en los países industrializados. Su contenido se enfocó en la imperiosa necesidad de establecer un mercado financiero global y de proveer apoyo a los países menos favorecidos con el fin de fortalecer su desarrollo económico. Esta declaración contribuyó en gran medida a mejorar el estatus de Corea del Sur en el escenario de la economía global y los mercados financieros.