Economía

Corea del Sur ha logrado un rápido crecimiento económico en un corto período. El país ha mostrado competitividad global en varios campos como teléfonos móviles, semiconductores, automóviles, productos químicos y siderurgia. En los últimos años, sus contenidos culturales, incluidos la música, los videojuegos y los webtoons, está emergiendo como una industria esencial en sí misma, liderando la economía coreana.

La Constitución de Corea del Sur estipula que "se garantizará el derecho de propiedad de todos los ciudadanos". En otras palabras, Corea del Sur se basa en una economía de mercado y, por lo tanto, permite que las personas y las empresas realicen actividades económicas libremente y garantiza sus ganancias y propiedades.


Vehículos a ser exportados desde la Fábrica de Ulsan de Hyundai Motors. Uno de los productos líderes de exportación de Corea son los vehículos.

Vehículos listos para ser exportados desde la fábrica de Ulsan de Hyundai Motors
Uno de los productos líderes de exportación de Corea son los vehículos.


Sin embargo, la Constitución no garantiza ilimitadamente el desenfrenado desarrollo de las actividades de libre capitalismo, sino que estipula que los casos de abuso del capital que damnifiquen a terceros deben ser rectificados. Se trata de un mecanismo mínimo de seguridad para compensar las debilidades que presenta el capitalismo y la economía de libre mercado. 


Corea del Sur ha alcanzado un crecimiento económico a una velocidad sin precedentes. A este crecimiento logrado en un entorno de carencia absoluta de recursos naturales y sobre las cenizas industriales resultantes de tres años de guerra civil acaecida entre 1950 y 1953, los expertos económicos del mundo empezaron a llamarlo «el milagro del río Hangang».



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A principios de la década de 1960, Corea del Sur impulsó el crecimiento del país basado en políticas económicas orientadas a la exportación. Al principio, los artículos que exportaba el país eran principalmente materia prima o productos de la industria ligera manufacturados en pequeñas fábricas. En la década de 1970, el país invirtió en instalaciones de la industria química y pesada, logrando establecer así las bases para la exportación orientada a los productos de las industrias pesadas. Hoy en día, se cuenta con un gran número de empresas que ostentan una sólida competitividad internacional en los campos de la construcción naval, la siderurgia y la química. Corea del Sur también lidera actualmente el sector de los semiconductores y las pantallas.

En 1988, Corea del Sur acogió los Juegos Olímpicos en Seúl, evento que le sirvió de trampolín para entrar en el grupo de países clasificados como semi-avanzados. Los medios de comunicación internacionales llamaron al país «uno de los cuatro tigres asiáticos» junto con Taiwán, Hong Kong y Singapur. En el mes de diciembre de 1996, Corea del Sur se convirtió en el 29º país en unirse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), organismo constituido ampliamente por países de economías avanzadas.

Las exportaciones de Corea del Sur, las cuales ascendieron a solo 32,82 millones de dólares en 1960, sobrepasaron los 10.000 millones de dólares en 1977, y rondaron los 542.200 millones de dólares en 2019. El INB per cápita del país era de apenas 67 dólares en 1953, cuando se fundó la primera república. No obstante, para el año 2019 creció hasta alcanzar la suma de 32.115 dólares.


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Corea del Sur estructuró gradualmente su economía orientada a la exportación y centrada en grandes empresas en su proceso de impulsar el crecimiento de un país con una carencia de recursos naturales e insuficiencia de capital. Así fue como los grandes conglomerados económicos pasaron a dominar la industria, mientras que la estructura económica nacional pasó a depender fuertemente de las importaciones y exportaciones, quedando a merced de las condiciones externas de la economía.

En el mes de noviembre de 1997, una crisis cambiaria golpeó al país forzando al gobierno de Corea del Sur a solicitar un rescate financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI). Fue la primera tribulación que tuvo que afrontar después de un largo período de crecimiento exponencial. Entonces, el país tomó medidas drásticas erradicando a las empresas deficitarias y avanzando en la reestructuración económica. Con todo ello, en solo dos años se pudo lograr normalizar la tasa de crecimiento y los precios al consumidor, y registrar nuevamente un superávit en el balance de las cuentas corrientes. En este proceso, unos 3,5 millones de ciudadanos coreanos se unieron a la campaña de recaudación de oro para ayudar al gobierno a cumplir con la amortización de los fondos de ayuda otorgada por el FMI. Se llegó así a reunir 227 toneladas de oro. El mundo se maravilló ante la participación voluntaria del pueblo surcoreano en su unánime esfuerzo por devolver las deudas nacionales contraídas.

Mientras Corea se iba recuperando por completo de la crisis cambiaria en esos tres años, el país sacó partido a la construcción y adopción del sistema económico y financiero globalizado. Sin embargo, no todo fue color de rosa; al contrario: el proceso de reestructuración tuvo también su lado oscuro. Los gastos fiscales del gobierno se incrementaron considerablemente y se profundizó la desigualdad de los ingresos. 

Tras superar la crisis financiera, la economía de Corea del Sur continuó registrando un sólido crecimiento. Se triplicó el PIB nominal de 504.600 millones de dólares en 2001 hasta alcanzar 1.619 billones de dólares en el 2018, el 12º más grande del mundo. De hecho, durante el período de 2008- 2010, cuando la mayor parte del mundo pasaba por una devastadora crisis financiera, Corea continuó creciendo, y el país registró una sorprendente tasa de crecimiento del 6,3% para el año 2010. Los entes de los principales medios de comunicación internacionales calificaron este logro de Corea del Sur como un caso de «recuperación ejemplar».



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Para el año 2010, Corea del Sur logró emerger como el 7º principal país exportador del mundo. De 2011 al 2014, el país mantuvo registros de volúmenes totales de importación y exportación del orden de 1 billón de dólares durante cuatro años consecutivos. El volumen del intercambio comercial se contrajo ligeramente durante el 2015 y el 2016, pero volvió a alcanzar el billón de dólares en 2017. Las reservas de divisas de Corea del Sur alcanzaron los 403.700 millones de dólares en 2018, y la tasa de deuda externa a corto plazo se colocó en el 31,4 %, cifra que está en el rango medio de las economías del G20. La calificación crediticia soberana se ha mantenido en un nivel estable.