Los becarios posan para una foto en frente del edificio principal del Palacio Gyeongbokgung en una visita programada por Agencia de Cooperación Internacional de Corea.
Por la Reportera Honoraria, Paula Flores de Bolivia
19 de abril de 2018 | Paula Flores
A muchos de nosotros nuestro interés por la cultura pop coreana, vale decir novelas y música, nos ha llevado más allá de solo deleitarnos con las historias tiernas y ocurrentes de los dramas y las melodías pegajosas del K-pop. Algunos decidimos dar ese salto en las profundas, en ocasiones tempestuosas pero enriquecedoras aguas de aprender el idioma coreano. Seguramente lo primero que hicimos fue buscar ayuda en la Internet para, primeramente, intentar aprender a leer el Hangul o el alfabeto coreano. Pero ¿qué tan lejos hemos podido llegar solos?
Mientras me encontraba aprendiendo el idioma coreano por mí misma, llegué a sentirme estancada y deseaba poder practicar con alguien. Fue entonces que me enteré de unos cursos gratuitos de coreano que se daban en la universidad estatal de mi ciudad. No lo dude dos veces y me inscribí al curso del idioma coreano que era dictado por una voluntaria de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea, KOICA por sus siglas en inglés.
Esta institución básicamente tiene como objetivo compartir con países en vías de desarrollo la experiencia y conocimiento que llevó a ese país a pasar de ser uno de los más pobres a convertirse en una potencia mundial en pocos años. Para ello KOICA apoya al desarrollo de proyectos en las áreas de salud, gobernabilidad, agricultura, industria, energía y educación. Dentro de estas áreas se encuentra la difusión de su idioma y cultura a través de las clases del idioma coreano. Aunque la mayoría de los asistentes son estudiantes universitarios, las clases son abiertas para todas aquellas personas que deseen aprender el idioma.
Las estudiantes de la clase de coreano muestran su escritura después en una clase de caligrafía.
Además de aprender el idioma, también tenemos la oportunidad de experimentar diferentes muestras de la cultura. Es así que celebramos algunas fechas importantes como Chuseok, la festividad de acción de gracias o el Día de Hangul el 9 de octubre. También hemos podido aprender la preparación de platos tradicionales coreanos como el Gimbap, Japchae, Bulgogi, Samgyetang o Bibimbap y algunos juegos tradicionales como Yutnori, Tujo y Jegichagi. Más allá de aprender el idioma y aspectos culturales lo que más rescato de estas clases es la oportunidad de hacer nuevos amigos, tanto locales como coreanos, y de poder ayudarnos unos a otros.
Ahora bien, aprender coreano no fue del todo fácil. Hubo un momento en el que estuve a punto de abandonar las clases porque simplemente sentía que me quedaba atrás mientras todos mis demás compañeros eran capaces de entender a la profesora y responder a sus preguntas. De haberme rendido, lo hubiera lamentado de por vida.
Sabiendo que este tipo de oportunidades muy pocas veces se da, decidí firmemente dedicarle más tiempo al estudio del idioma. Después de casi un año y de un continuo progreso, fui invitada a aplicar a una beca completa de cuatro meses para continuar el estudio del idioma en Corea. Aunque hubo muchas otras postulantes de los otros cinco departamentos donde KOICA tiene voluntarios enseñando el idioma, llegué a ser una de las dos elegidas para la beca. Jamás me hubiera imaginado la gran dicha que me traería la misma.
Estando KOICA presente en varios países, les otorgó la misma oportunidad a otras 19 personas de 11 países. Juntos no solo pudimos mejorar nuestro dominio del idioma, sino que también experimentamos de primera mano la cultura y el ritmo de vida propio coreano. Durante los cuatro meses tuvimos visitas programadas a lugares turísticos, aprendimos sobre la música tradicional, Tae Kwon Do, historia, economía y política de Corea. Además, tuvimos la oportunidad de pasar un fin de semana conviviendo en la casa de una familia coreana y se nos fue asignado un estudiante universitario coreano como compañero de apoyo durante nuestra estadía.
Los 19 becarios de 11 países sonríen vestidos en Hanbok (traje tracidional coreano) durante la visita a Jeonju.
De esta visita a Corea, tengo mil historias que contar y un millón de recuerdos aún me acompañan después de dos años de haber vivido la experiencia más grata de mi vida. A KOICA y Corea les debo el haberme reunido en sus tierras con personas de diferentes procedencias y quienes se han convertido en mi “KOICA family” Esos cuatro meses conviviendo y estudiando juntos nos han abierto los ojos y nos han hecho ver más allá de nuestras fronteras. Aprender, además de la cultura coreana, otras culturas ajenas y compartir la propia es quizás el mejor legado que Corea a través de KOICA nos dio para alcanzar el entendimiento recíproco y hacer de este mundo un mejor lugar.
Si te gustaría vivir esta experiencia, tal vez sea conveniente averiguar si KOICA está presente en tu país y si ofrece clases del idioma coreano. Luego prepárate para vivir una experiencia inolvidable.
kimhyelin211@korea.kr
* Este artículo fue escrito por una Reportera Honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de Reporteros Honorarios son de todo el mundo y trabajan para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.