Extranjero


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Por primera vez, la Argentina fue invitada a participar del proyecto “Pavilion” de la Bienal de Gwangju, uno de los encuentros más importantes del arte contemporáneo internacional, y el primero en importancia en Asia. La artista Florencia Levy presentará la exposición individual En el orden de las piedras, al cuidado de la investigadora y curadora Sofía Dourron. Parte del envío se puede ver en arteba, en el stand de la galería COTT, donde el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires adquirió el video de Levy Tercer sedimento, que fue parte de la muestra Última arquitectura, en Arthaus, en 2023.


En su decimoquinta edición, el proyecto “Pavilion” cuenta con la dirección artística del reconocido teórico y curador francés Nicolas Bourriaud, y con la participación de más de veinte pabellones internacionales, ubicados en diferentes puntos de la ciudad coreana. La Bienal se desarrollará entre el 7 de septiembre y el 1° de diciembre de 2024 en Gwangju, adonde viajarán Levy y Dourrron, y donde se podrán ver obras de los franceses Philippe Parreno y Tabita Rezaire, la canadiense Angela Bulloch, el británico Liam Gillick y la polaca Agnieszka Kurant, entre otros artistas.

“La verdad es que estamos muy emocionadas; fueron meses de mucho trabajo con Sofía y ahora ya estamos viajando el fin de esta semana a Corea -dice Levy a LA NACION-. Voy a mostrar una pieza que fue comisionada por Arthaus el año pasado, y que formó parte de Última arquitectura, la muestra inaugural del espacio. Es un trabajo que investiga la minería en el fondo del mar a partir de distintos agentes y material de archivo, creando una pieza coral que traduce información en materia sensible”.

La exposición, que podrá visitar en el May 18 Memorial Culture Center, incluye dos obras de 2023: la videoinstalación Cientos de millones de años para estas formas, comisionada originalmente por Arthaus, y la serie de esculturas en cobre y aluminio The dark oceans were the womb of life: from the protecting oceans life emerged. We still bear in our bodies-in our blood, in the salty bitterness of our tears the marks of this remote past, que cita las palabras del discurso del diplomático maltés Arvid Pardo en la ONU, en 1967, que luego germinaron en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar donde se determina que el mar y los océanos son “patrimonio común de la humanidad”. Para realizar su obra, Levy consultó al abogado argentino especializado en derecho del mar, Jorge E. Viñuales.

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La primera instalación toma la forma de un coro para doce “entidades posthumanas” hechas con tecnología CGI, captura de movimiento y la grabación de doce voces de personas. El texto y la estructura coral fueron ideados por la artista a partir de entrevistas a científicos y activistas, publicaciones científicas y ficción especulativa, y se centra en el fenómeno de la minería en aguas profundas, que implica la extracción de nódulos polimetálicos (formaciones rocosas submarinas que se crean a partir de millones de años de sedimentación), y sus consecuencias para el ecosistema marino (en los nódulos habitan microorganismos). La segunda es un grupo de esculturas, réplicas de los nódulos polimetálicos, hechas en cobre y aluminio (materiales que se extraen para producir dispositivos tecnológicos).

“Es una muestra con dos obras que dialogan, porque el coro ‘le canta’, de alguna manera, a los nódulos”, grafica Levy.

“La invitación a participar del proyecto Pavilion de la Bienal de Gwangju surgió informalmente después de una colaboración que hice hace unos años con la bienal -cuenta Dourron-. En 2023, estando yo en Seúl mientras trabajaba como curadora asociada de la Seoul Mediacity Biennale, el equipo de Gwangju formalizó la invitación para la bienal de este año. En cuanto me contaron el proyecto de Bourriaud, inmediatamente pensé en la muestra de Florencia en Arthaus y le propuse pensar este proyecto juntas. Tenemos muchos intereses en común y el proceso de gestar la muestra fue muy bueno y creo que va a dar lugar nuevas ideas y proyectos”.

Antes de que los guardianes de la política exterior del gobierno pongan el grito en el cielo, cabe aclarar que la producción de la muestra, si bien tiene el apoyo de la embajada argentina en la República de Corea, fue financiada por la Bienal y el resto de los gastos corrieron por cuenta de Arthaus y privados que aportaron al proyecto. “Más allá del contexto actual y de las dificultades de trabajar a distancia con barreras lingüísticas, el proceso ha sido bastante bueno y de mucho aprendizaje”, dice Dourron, que entiende que “se trata de seguir construyendo puentes entre la Argentina y Corea”.

“Poder mostrar una obra tan potente como la de Florencia en un contexto internacional es una gran oportunidad para que sigamos creciendo y explorando nuevos territorios, formas de trabajo y cómo traducir el arte argentino a un público que tiene muy poco conocimiento de nuestra historia y nuestra escena. Es siempre un desafío que está buenísimo afrontar”, concluye la curadora.