Reporteros Honorarios

08.05.2024

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Por la reportera honoraria Carmen Calatrava de España
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Portada del libro 'Nuestros tiempos felices' de la escritora coreana Gong Ji-young. | Editorial La Esfera de los Libros

Portada del libro 'Nuestros tiempos felices' de la escritora coreana Gong Ji-young. | Editorial La Esfera de los Libros



Cuando uno habla de que le fascina de Corea, no solo hace referencia a los dramas, la música o los productos de maquillaje. Hay una parte esencial que nos enseña a ver la vida de una forma diferente durante este viaje de aprendizaje y acercamiento. Me refiero a su historia, a su lenguaje y, sobre todo, a su literatura. Así es como muchos empezamos a interesarnos más por este país, que se encuentra a casi diez mil dos cientos kilómetros de España, mi país natal.

Aunque no hay mucha literatura coreana, clásica o contemporánea traducida al español, cada vez la lista de opciones es mayor para quienes somos amantes de los libros. Se nos abre un nuevo mundo de alternativas para acortar esa distancia a la que hacía referencia antes, acercándose a lo desconocido, aquella esencia que solo los libros nos pueden aportar.

Desde hace unos años, se han sumado varios libros a mi biblioteca personal, y podría decir que el más destacado es "Nuestros tiempos felices" de Gong Ji-young. Esta es quizás su novela más conocida internacionalmente, y la única traducida en español.

Publicada en el año 2005, esta obra esboza la pena capital a través de la relación tan especial que establecen sus personajes. Es una especie de diario o confesión, de capítulos muy cortos, donde la narradora, Iunyeong, con una simpleza increíble, llena de significado y sentimientos, nos habla de su propia historia en paralelo con la historia que nos permite conocer el propio Iusun, el otro gran protagonista.

Así comienza este libro, con un cuaderno azul: «Voy a contaros mi historia. Es la historia de un asesinato. La historia de una familia incapaz de hacer nada que no fuera destructivo y en la que los gritos, alaridos, palizas y maldiciones eran el pan de cada día. Una historia de un ser miserable que creía que lo de ser miserable no iba con él. Mi historia. El día que todo empezó murieron dos mujeres y una niña. Yo estaba convencido de que una de ellas no tenía derecho a vivir, que merecía morir. La mujer poseía mucho dinero y, para mí, aquello era tan incomprensible como vestir a una alimaña con ricas sedas. En un mundo tan inicuo e injusto, pensé que, si yo hubiera podido usar ese dinero para algo bueno, habría hecho lo correcto».

El estilo narrativo es tan especial, que uno acaba sintiendo lo mismo que ella experimentaba: «Pero, ahora, por fin me había dado cuenta de que la gente no vive en la tierra de la felicidad o en la tierra de la infelicidad. Todo el mundo es feliz o infeliz hasta cierto punto».

Aunque la sociedad coreana y sus valores están muy presentes, ya que la historia se desarrolla allí, es fácil extrapolar lo que nos cuenta a cualquier otra parte del mundo. Lo que queda son sentimientos como el dolor, el miedo, la angustia, el amor, el poder, las carencias, la soledad y la vida, y lazos como la amistad y la familia.

«—Iunsu, ¿qué es lo que más te preocupa? ¿Qué es lo que más temes ahora mismo?
—Las mañanas.
Él alzó la mirada hacia ella. Pasó un momento. Había una abierta hostilidad en su mirada».

Es una narración muy interesante; bastante sincera, quizá en algunos momentos demasiado fríos, con un ritmo narrativo muy rápido, escrito a modo de recuerdos. No se entretiene, no divaga, enfoca mucho la historia, facilitando la lectura y permitiendo que el lector se sienta muy cerca de ambos protagonistas.

«Solo alguien que ha sido amado puede amar. Solo alguien que ha sido perdonado puede perdonar».

La vida de ambos se cruza gracias a un personaje muy importante que actúa de canalizador. Es un personaje que puede tener poca presencia, pero sin el cual no se entendería esta historia. Este personaje le dice en un momento a él la frase "tus pecados no son solamente tuyos", marcando esta sentencia como la clave de la vida, del porqué de nuestros actos y sus consecuencias.

Al final, dos personas hundidas, llenas de aristas y defectos, llevan al lector hacia sus porqués y si son perdonables, o no. No deja de ser una historia de amor y una historia de la búsqueda del sentido de la vida, donde esa bestia escondida dentro de cada uno de los personajes, que les pertenece por definición, pero que, a la vez, les es ajena por desconocimiento, se muestra al lector en un juego de maestría narrativa por parte de su autora.

Es una novela que habla de personas, de sentimientos, de realidades; habla de sentirse querido y de querer; y habla, principalmente, de lo que puede provocar la falta de todo ello. Además, a través del pensamiento de esta mujer rota, se remarca la hipocresía de la sociedad del poder, del dinero, de la gente que deja de tener esperanza, de por qué unos son de una manera y no de otra.

«Ningún ser humano era esencialmente bueno o esencialmente malo. Todos luchábamos para superar cada día de nuestra vida. Si existía una verdad fundamental, era que cada uno de nosotros luchábamos contra la muerte».

La autora, quien a través de la parquedad en palabras construye una historia muy completa y muy compleja sobre dos vidas, consigue que los lectores extraigan más de lo que realmente leen.

Es una novela de formación, pero tan íntima que llega a molestar, porque da en el clavo de muchas cosas. Es capaz de conseguir, en un lector empático, lágrimas de dolor, de rabia o de comprensión. En esto reside el éxito de esta historia.

Para los que prefieren las películas a los libros, esta novela fue llevada al cine con el título "Maundy Thursday".

¿Conocían la novela? ¿Les han entrado ganas de leerla?



shong9412@korea.kr

*Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.