Esta caricatura representa un conflicto histórico, desafortunadamente irresuelto entre dos repúblicas hermanas, el anhelo humano de paz y la voz de "héroes" colombianos olvidados. Es la visión de un caricaturista en el exilio que tras entender el horror de la guerra en su país, no tiene otra intención más que promover la defensa de los derechos humanos y la fraternidad entre las naciones. | Alexro
Por la reportera honoraria de Korea.net,
Audrin Bermúdez Zea de
Colombia
23 de junio de 2020
Corría el 25 de junio de 1950 cuando la República Popular Democrática de Corea, o Corea del Norte, atacó a la República de Corea, o Corea del Sur, con el fin de unificar la península e imponer un gobierno comunista. La ONU en cabeza de EE.UU. desplegó una campaña internacional buscando el apoyo de sus aliados en la recién terminada Segunda Guerra Mundial para asistir a Corea del Sur en lo que sería la primera confrontación bélica de la Guerra Fría y una de las más sangrientas en la historia de la humanidad. 16 países respondieron al llamado, siendo sólo uno el que alzaría sus banderas desde Latinoamérica; Colombia.
A mediados de 1951 la nación suramericana dispuso tres unidades navales, las fragatas ARC Almirante Padilla, ARC Capitán Tono y ARC Almirante Brión de la Armada Nacional y la primera división militar de infantería creada específicamente para unirse al ejército de las Naciones Unidas en Corea, el Batallón Colombia, 5100 fueron los efectivos enviados a combate, quienes participaron en 4 operaciones especiales: la Operación Nómada (1951), la Operación Climber (1952), la Operación Bárbula o Cerro 180 (1953) y la Operación Old Baldy (1953). Firmado el armisticio entre las dos naciones en julio de 1953, el saldo final para las tropas colombianas fue de 639 bajas de combate distribuidas entre 163 muertos en acción, 448 heridos, 28 prisioneros que fueron canjeados y 47 desaparecidos.
Memorable fue el valeroso desempeño de los combatientes colombianos. Así lo relata orgulloso el capitán Juan Fernando Rodríguez, del Centro de Estudios Históricos del Ejército de Colombia, en alusión a los elogios atribuidos a “los Osos Polares” como serían bautizadas en el contexto de guerra las tropas nacionales por parte de los altos mandos norteamericanos; así como los veteranos de guerra, sus familiares y amigos, quienes refieren heroicas batallas libradas cuerpo a cuerpo en territorio asiático. “El Batallón Colombia fue muy admirado en esa guerra por su valentía y Sangre fría, en uno de esos enfrentamientos un pelotón se quedó sin municiones y no les quedó otra que utilizar sus bayonetas, fueron silenciosos y efectivos” cuenta un testigo de los relatos que circulan en la ESMIC “Escuela Militar de Cadetes José María Córdova”, otro señala, “más de 600 militares colombianos perdieron la vida en esa guerra, incluso un tío participó en ella en forma valerosa y crecí escuchando a mi madre contar sus historias. El gobierno de Corea del Sur debería contarle a sus jóvenes sobre estos hechos históricos a fin de que la memoria de nuestros héroes caídos no quede en el olvido y de esta manera se estrechen los lazos de amistad con esa hermosa nación”.
La foto muestra al Batallón Colombia. Sembrar Colombia
Diversas razones motivaron a los jóvenes que rondaban los 20 años de edad y que llenos de ilusión, incertidumbre y sorpresa partieron a combatir. Algunos se enlistaron voluntariamente alimentados por la sed de aventura y la ambición de ir a una guerra de verdad para retornar cubiertos de gloria; otros fueron con la curiosidad vibrante de conocer tierras lejanas y culturas exóticas, ignorando todo sobre el país al cual partían, inclusive su ubicación en el mapa; muchos por defender los valores de la cristiandad frente al comunismo o huyendo de la guerra política bipartidista que envolvía a su patria y que los obligaba a matarse entre hermanos, siendo preferible ir a combatir en tierras foráneas; otros tantos militares concurrieron desconcertados por haber sido convocados aunque participar en la guerra no fuera su voluntad. Todos fueron inflados de valentía y quienes regresaron trajeron consigo las cicatrices que la confrontación dejó en sus cuerpos y el horror que tatuó para siempre en sus memorias.
A su retorno, no todos recibieron la gloria prometida por parte del gobierno colombiano, muchos murieron en el abandono, deambulando entre la pobreza y la enfermedad, y en muchos casos olvidados. Algunos dicen que repetirían esas hazañas, pero otros como el coronel en (retiro) Guillermo Rodríguez, recuerdan entre el orgullo y el horror las vivencias del conflicto "Una guerra no se la deseo a nadie, una guerra es algo espantoso, y yo creo que al final lo ideal para la Humanidad es no tener guerras, porque es un recuerdo triste", aunque hoy en día se alegre de la prosperidad de la hermana República de Corea “verlo ahora siendo una de las grandes potencias del mundo, lo reconforta a uno, le hace pensar que el haber ido a Corea, aunque fuera sólo un granito de arena, fue algo que valió la pena". Otros veteranos simplemente enmudecen ante los recuerdos del horror vivido en la Guerra de Corea.
A Colombia, nación eternamente golpeada por la guerra, el dolor del conflicto le ha dejado un permanente gusto amargo. Ya en 1966 el escritor, pintor y dramaturgo colombiano Jairo Aníbal Niño, plasmaría con ironía la tragedia de esa guerra en su drama teatral “El Monte Calvo”. Actualmente gran parte de la sociedad colombiana se une al repudio de la violencia, ejemplo de ello es la obra del artista colombiano Alexro, quien acompaña este artículo con un clamor de paz en nombre de las naciones hermanas.
Agradecimientos al coronel (en retiro) Guillermo Rodríguez, al capitán Juan Fernando Rodríguez, a Cristian Camilo Rodríguez Gómez, Nohora Cecilia Rodríguez Benítez, Pedro Mariaca, Lilly Barragán, quienes brindaron sus testimonios sobre los hechos que aquí se relatan.
kimhyelin211@korea.kr
*Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.