Por la reportera honoraria Cecilia Bristot de Argentina
Fotografías: Estudio Rims
27 de mayo de 2022
En la capital de Argentina, Buenos Aires, en el punto de convergencia de los barrios de Flores, Floresta y Caballito se encuentra una pastelería oriental contemporánea que poco a poco se está ganando el corazón de los argentinos: Lab Sucré. Ubicada en Avenida Avellaneda 1932, esta pastelería fundada por Paola Chang manifiesta su dualidad cultural y la hibridez de conocimientos adquiridos a lo largo de su vida.
Descendiente de coreanos y nacida en Argentina, Paola se graduó de licenciada en Administración de Empresas en la UADE y, poco después, comenzó junto a su marido un negocio de importación de cámaras de seguridad. Debido a las restricciones a las importaciones, decidió buscar un plan B en lo que más amaba, ¡la pastelería!. Al principio eran cursos los fines de semana, pero su curiosidad la llevó a realizar la carrera de Pastelería profesional. Su hambre de conocimiento no se detuvo ahí, por lo que decidió viajar a Corea y, más tarde, hacer la especialización en Pastelería francesa en Francia, teniendo de esta manera la oportunidad de trabajar con los mejores.
"Mientras hacía la carrera de Pastelería me di cuenta de que no podía volver atrás y que esto iba a hacer lo que marcaría mi vida".
En el año 2015 decidió crear Lab Sucré con la intención de sacar a relucir esta combinación inigualable de sabores de Oriente y Occidente, con el sello e interpretación de ella misma. "Lo que hacemos en Lab básicamente es formar un equilibrio entre la pastelería francesa tradicional y la pastelería coreana moderna. Es la manera en la que interpreto la vida, pero abocado a la pastelería", explica Paola. Los valores que más se destacan son los de simpleza, delicadeza y, por sobre todo, calidad.
Con la intención de conocer más sobre esta exitosa pastelería, realizamos una entrevista más abocada a esta interesante pastelería con su creadora.
¿Cómo surgió la idea de crear Lab Sucré?
Lab Sucré nació por la necesidad de querer emprender, de hacer algo propio y que tenga un idioma personal.
Cuéntanos brevemente el significado detrás del nombre "Lab Sucré".
Algo interesante a resaltar es que a la pastelería no le decimos cocina, sino que la llamamos laboratorio, de ahí proviene Lab. Dado que los productos que hacemos son dulces, elegimos la palabra Sucré. Entonces, si se juntan ambas partes, resulta Lab Sucré que significa "laboratorio dulce".
¿Cuál es la oferta gastronómica de Lab Sucré? ¿En qué se especializan?
Realizamos pastelería de autor. En el menú van a encontrar postres que no son ni tan europeos ni tan orientales, pero son definitivamente diferentes porque tienen un toque personal. Se combinan sabores y texturas como también filosofías y técnicas de trabajo. Nos especializamos en los productos que tienen matcha (té verde) y en el cheesecake japonés. Sin embargo, ofrecemos variedad para todos los gustos como las tortas frutales. Otro dato interesante es que hacemos pastelería liviana, menos dulce. Actualmente, estamos incursionando en productos aptos para veganos, realizados a base de plantas.
¿Por qué decidiste incorporar matcha a las preparaciones?
Comenzamos a utilizar el matcha porque no solo se consume en Japón, sino que en toda Asia y me pareció importante dar a conocer el matcha coreano en Argentina.
¿Cuál es ese postre de Lab Sucré que al público argentino le encanta?
Lo que buscan los clientes es muy variado. Están las personas que le gustan lo más pesado y los que aman lo liviano. En general, les gusta mucho lo que contiene chocolate y dulce de leche, como, por ejemplo, las fraccionadas Kinder y Black, pero también es muy pedido nuestro Castella, que es liviano y totalmente diferente a lo que suele estar acostumbrado el público.
¿Qué es lo que más disfrutas de lo que haces?
Me gusta mucho hacer versiones diferentes de postres y sacar mi propia versión manteniendo las bases, pero generando un cambio según mi interpretación. Me encanta la parte creativa, de diseño, el chocarme con inconvenientes y repensarlos, realizar el proceso, la puesta en marcha y llegar al producto final. También disfruto que seamos un medio para agasajar a las personas, que estemos presentes en reuniones y que puedan disfrutar de nuestros productos. El simple hecho que piensen en nosotros me emociona y me hace muy feliz.
Además de la cocina, ¿tenés alguna otra pasión que quieras compartir?
El arte visual es algo que me fascina, siempre quise volver a hacer alfarería sobre torno, pero no pude por cuestiones de tiempo. Me gusta sacar fotos, jugar con las luces y las sombras. También me gusta tocar la guitarra, intento hacerlo todos los sábados para no perder la costumbre.
"El camino de otra persona es, justamente, de otra persona. Nuestro camino lo hacemos nosotros y solo nosotros sabemos como llegar", comentó Paola Chang para cerrar la entrevista con la intención de motivar a todos los emprendedores del mundo.
eliasmolina@korea.kr
* Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.