Por la reportera honoraria
Amelyz Del Valle Vasquez Bravo de
Venezuela
Fotografías: Rodrigo Marín Briceño
La foto muestra 'The Billboard', una de las piezas que creó Rodrigo Marín Briceño durante el Programa de Residencias del Centro Cultural de Asia (ACC, por sus siglas en inglés) del 2022, la cual reinterpreta el diseño de la sede de una nueva corporación futurista.
Rodrigo Marín Briceño, quien es egresado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se desempeña como docente en la cátedra de Teoría de la Arquitectura y en el Taller de Diseño, así como en electivas y distintos proyectos que ha emprendido desde el 2014.
A lo largo de su trayectoria como arquitecto se ha dedicado a explorar nuevos diseños en la línea del diseño de mobiliario, creando sus propios productos, y ha participado en distintos proyectos e investigaciones que involucran la arquitectura y el urbanismo, tanto en el sector privado como en el público, llegando incluso a generar un gran impacto en zonas populares de Caracas.
La cita hoy con Rodrigo es para conversar sobre su experiencia participando en el Programa de Residencias del Centro Cultural de Asia (ACC, por sus siglas en inglés) del 2022, llevado a cabo en la ciudad de Gwangju, en Corea del Sur.
Cuéntanos un poco sobre el Programa de Residencias del ACC
Este es un programa de residencia artística, en el cual se invita a los participantes a desarrollar nuevas propuestas en el ámbito del arte, la tecnología y el diseño. En el caso del programa del 2022, el ACC escogió como tema principal el posthumanismo, con el objetivo de que los artistas pudiéramos mostrar una visión del futuro de la humanidad, teniendo en cuenta el contexto del poscovid, el cambio climático y la digitalización de la vida.
¿Cómo supiste de la convocatoria hecha por el ACC?
En junio del 2022, recibí un correo de Ana María Marín, una profesora jubilada de la FAU de la UCV, quien con frecuencia tiene la gentileza de compartir noticias sobre becas, concursos, programas de formación y de financiamiento para proyectos, etc. En esa ocasión, me contactó para hacerme un llamado a participar en la residencia del ACC. El título llamó muchísimo mi atención, así que luego de hacer el análisis pertinente a mis circunstancias y posibilidades de ser seleccionado, envié mi postulación. En julio había sido aceptado y a finales de agosto ya estaba en la ciudad de Gwangju.
La foto muestra algunas de las piezas elaboradas por Rodrigo Marín Briceño. De izquierda a derecha según las manecillas del reloj: 'Cacri Híbrido', un perro guardián para la FAU (2021); 'Link', un personaje de compañía en tiempos de cuarentena (2020); 'The Pillow', una almohada para recordar los sueños (2022); y 'The Gut', una instalación variable (2022).
¿Qué te motivó a aplicar en este programa?
El hecho de profundizar el estudio en el posthumanismo me motivó a aplicar. Creo que las complejas transformaciones que hemos sufrido en lo individual y en lo colectivo desde el fenómeno de la pandemia en el 2020, me llevó a cuestionarme reiteradas veces sobre el estado actual del mundo y la humanidad, así como a desarrollar una actitud de reflexión especulativa sobre futuros posibles. Este interés ya lo había alimentado en 2020 y 2021, a través de dos experiencias docentes del sector de diseño en la FAU, que realicé junto al arquitecto Gabriel García, Por otro lado, desde una expresión más individual, ya había fabricado objetos en pequeña escala, que reflejan mis reflexiones sobre la condición humana y la precariedad social que se vivencia en la sociedad contemporánea de Venezuela.
¿Por qué escogiste "Tensar el Límite" como el título de tu proyecto?
En mi caso, el título "Tensar el Límite" (Bending the Limit) sintetiza el interés en mi trabajo de estudiar las fronteras de aquello que nos define como humanidad, indagando en el sistema de relaciones que vinculan la historia con la sociedad y la cultura.
A partir de ello, desarrollé una serie de bocetos de arquitectura, objetos de lo cotidiano y una instalación variable con estructuras metálicas. Son propuestas de diseño siempre marcadas por una ambigüedad retro futurista que invitan a reflexionar desde una postura crítica sobre la naturaleza humana.
¿Cuáles fueron tus principales referencias para producir este trabajo?
Por tratarse de una obra que se desarrolla en el ámbito del diseño, la arquitectura y el arte, es posible imaginar que consulté muchas referencias de ese tipo. Sin embargo, la realidad es que el deseo de comprender el estado de las cosas del mundo, esa cosa que los alemanes llaman zeitgeist o espíritu de la época, me llevó más bien a interesarme en materiales sobre historia, ciencia y tecnología, y geopolítica.
Veo muchos podcasts que han surgido como alternativa al sesgo de los grandes medios y que se organizan a partir de la lógica del periodismo ciudadano. En este sentido, el debate en Francia, cuya población es una de las que ha tenido una mayor y mejor formación política en la historia, es de particular interés para comprender los hechos del mundo actual.
Para diseñar, dejé que mis referencias ya adquiridas se expresaran en un plano más intuitivo y dentro de la lógica de un proyecto especulativo, las referencias cinematográficas también tuvieron una influencia. Desde el punto de vista de lo constructivo y de la posibilidad de hacer, el sumergirme en la realidad local me ayudó a desarrollar ideas para fabricar elementos con los productos que veía en el entorno. Asumí la costumbre de caminar del hospedaje al estudio para descubrir siempre cosas nuevas en el camino. Atravesaba los mercados populares, veía cualquier cantidad de cosas y a partir de eso alguna idea surgía.
La foto muestra 'The Microwave', una de las piezas que creó Rodrigo Marín Briceño durante el Programa de Residencias del Centro Cultural de Asia (ACC, por sus siglas en inglés) del 2022. Por medio de esta obra, el autor plantea el interrogante ¿sabes realmente lo que comes?
¿Cuál es la reflexión que plasmas en tu trabajo?
Hay elementos de la condición humana que parecen acompañar a todas las épocas y que producen fenómenos recurrentes como la creación y la destrucción, el amor y la violencia, la fé en algo mayor que uno, Dios o la ciencia, o ambos. En este sentido, no existe fin último. Para este tipo de reflexiones, no veo la historia del tiempo en términos lineales, sino a través de conceptos que le son transversales. Lo que he buscado no es saber qué va a pasar en futuro ni si podremos evitarlo, sino invitar a reflexionar acerca de las consecuencias de lo que uno es como individuo ante la complejidad del mundo. Nos está tocando vivir una época de profundas transformaciones, y quizás, el uso de narrativas distópicas es una forma de explorar mis intereses como diseñador, al tiempo que postulo inquietudes que pueden ser colectivas, valiéndome de la exageración, del humor o del absurdo como recursos de mis creaciones.
Desde tu punto de vista, no solo como arquitecto, sino como venezolano, ¿cómo describes el proceso de creación en el que te sumergiste durante esos cuatro meses?
Desde el punto de vista de mi vocación hacia la reflexión teórica, la investigación y el diseño, mi forma de experimentar la estadía en Corea pudo haber sido algo similar a lo que suelo vivir en Caracas, en el sentido de que ese tipo de trabajo requiere de muchas horas de concentración y dedicación al proyecto. Sin embargo, en el aspecto económico, sí hubo una gran diferencia, en tanto que además de tener acceso a una oficina privada y a los talleres de fabricación digital del ACC, el programa financió mi estadía, lo que me permitió dedicarme tiempo completo al desarrollo de mi proyecto.
La comodidad de las instalaciones, así como la diversidad de servicios, junto con una plataforma de financiamiento sólida, fueron fundamentales en el éxito de la experiencia. Por otro lado, la singularidad de la cultura coreana y por extensión la asiática fueron de alguna manera una fuente de inspiración e indagación. En líneas generales, considero que fue un proceso bastante íntimo e intenso, alternado por períodos de valiosa apertura hacia la cultura local y también de importante retroalimentación a través del trabajo de mis colegas residentes, cuya diversidad construyó un ambiente creativo y solidario que, aún hoy, un año después de la experiencia, mantiene vivos sus lazos.
Ciclo de conferencias sobre posthumanismo dictadas en el marco del Programa de Residencias del Centro Cultural de Asia (ACC, por sus siglas en inglés) del 2022, llevado a cabo en la ciudad de Gwangju, en Corea del Sur.
Complementando, ¿fue muy complicado llevar tus ideas e investigaciones, sobre todo siendo un trabajo tan personal, a algo tangible?
El proceso de exteriorizar en formas reconocibles las intenciones derivadas de un proceso de investigación teórica suele ser una de las mayores complejidades del diseño en general. Las inquietudes estéticas que tienden a manifestarse en sus inicios dentro de la abstracción atraviesan un complejo vaivén de reformulaciones, hasta finalmente alcanzar una forma estable.
En ese sentido, los aspectos relativos a la técnica, en el contexto de una sociedad completamente ajena, fueron quizás los que ofrecieron el mayor reto, en particular por la barrera idiomática. Entrar en contacto con los talleres locales para fabricar piezas de cierta envergadura tuvo sin duda ciertas complejidades. Aun así, me resultó interesante constatar cómo el lenguaje puede desarrollarse en un plano más amplio que el verbal en un sentido literario estricto. Con esto quiero decir, qué herramientas como el dibujo, la gesticulación de las manos o la expresión corporal, la mirada y el sentido común, hacen que lo humano se exprese de una forma esencial, y esto permite conectar en un plano que sería capaz de describir como espiritual. Los traductores en línea también son sin duda un aporte, pero no existe tecnología alguna que valga, si no existe en las personas una disposición hacia la solidaridad.
¿Cómo pasas del diseño de objetos e ideas arquitectónicas a la generación de instalaciones más artísticas? ¿Las consideras dos campos distintos y alejados o todo lo contrario?
El tema de todo arte es sumamente complejo. Un artista de la India que participó en la residencia decía que no hay arte bueno o malo, y que al mismo tiempo todo arte era bueno y malo. Dentro de esa ambigüedad y dentro de las circunstancias de alguien aparecido en Corea desde el otro lado del mundo, la única forma de aproximarse a una forma artística era buscar en mi interior. No iba, pues, a ser en tres meses lo que no era ya hasta ese momento en la vida. Entonces, siempre que haya un pensamiento crítico, una búsqueda sensible y una conciencia sobre el hacer, pienso que es posible descubrir una manera de llegar a una expresión en el arte. En nuestra época, los criterios que definen las prácticas artísticas han evolucionado mucho, y en ese sentido, quizás haya un lugar para exploraciones menos convencionales. En cualquier caso, la formación del diseño y la arquitectura ofrece herramientas intelectuales e instrumentales que pueden ser en efecto muy útiles para esa búsqueda.
Actividad grupal de bienvenida a los artistas que participaron en el Programa de Residencias del Centro Cultural de Asia (ACC, por sus siglas en inglés) del 2022, llevado a cabo en la ciudad de Gwangju, en Corea del Sur.
Además de dedicarte a la docencia, también has incursionado en el diseño de mobiliario, ¿crees que esta experiencia en Corea y particularmente la creación de las ''reliquias'' como objetos tangibles tengan algo que aportar a tus próximos diseños?
Supongo que todos los procesos se van retroalimentando unos con otros. La docencia, la fabricación en distintas escalas, la teoría, el trabajo con comunidades, las indagaciones artísticas. Mi exploración en el ámbito del mobiliario ha estado marcada por una lógica de experimentación más que de solución de problemas funcionales o decorativos. En este sentido, pienso que aportó mucho al desarrollo de la experiencia en Corea del Sur. Y opino que, a partir de esta residencia, el interés por las nuevas tecnologías digitales va a añadir otra capa que puede enriquecer y complejizar de manera interesante la creación de mis nuevos diseños.
¿Qué rescatas de esta experiencia que sea aplicable a tu práctica como docente?
Hay muchas maneras de asumir la docencia, y desde que empecé en 2014 hasta ahora, he ido cambiando mi método en función de la evolución de los tiempos sociales y culturales. La pandemia del 2020 sin duda marcó cambios importantes, y la situación económica y política en Venezuela también. En un sentido más amplio, he notado que las academias están atravesando un período de crisis mientras se acoplan a las nuevas formas organizativas del mundo contemporáneo. Los modelos de producción se han transformado en virtud del desarrollo de las tecnologías digitales y muchos jóvenes no logran comprender de qué forma los modelos educativos a través de los cuales se están formando, les están ofreciendo las herramientas necesarias para afrontar los retos del mundo actual.
No me preocupa demasiado el tema de los contenidos, sino quizás el de los modelos y sus métodos. A partir de experiencias como esta, creo que resulta un aporte entender la formación en diseño como un proceso más integrado con la lógica del hacer o de proyectar con la expectativa de generar un producto. Todos los artistas que participaron en la residencia tienen una teoría, manejan herramientas tecnológicas, dirigen procesos constructivos, administran recursos económicos, tienen una conciencia histórica y desarrollan a través de sus obras un discurso crítico. Con cada nuevo proyecto asumen riesgos y, por lo tanto, el desarrollo de la formación se aborda con otro nivel de compromiso. Entonces, considero que es posible desarrollar experiencias formativas donde el proyecto, al comprometerse con la generación de resultados más tangibles y de mayor impacto, invite a que el desarrollo de capacidades y la adquisición de conocimientos, se integre con otros saberes de una manera más responsable.
Si deseas conocer aún más sobre los proyectos de Rodrigo, puedes visitar su cuenta oficial en Instagram (
http://www.instagram.com/rodrigomarinbriceno/?hl=es-la).
shong9412@korea.kr
Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.