Por la reportera honoraria Fernanda Heidenreich de Argentina
Fotografía: Centro Cultural Coreano en Argentina

Aunque la música coreana ha estado presente desde hace tiempo, en la última década, muchos jóvenes comenzaron a hacer dance covers en las calles, creando todo un fenómeno cultural. Pero, ¿por qué bailar K-pop se volvió tan popular entre los jóvenes argentinos? Acá te explico las raíces de esto y analizamos los factores culturales, sociales y tecnológicos que hicieron que bailar K-pop se convirtiera en una actividad cotidiana.

La globalización cultural y la expansión del hallyu

El K-pop no llegó solo, sino que lo hizo como parte de la  ola coreana, o hallyu en coreano, la expansión de la cultura pop coreana. Esta incluye la música, el cine, los dramas, el maquillaje y la moda.

En Argentina, el inicio de todo se debe principalmente a YouTube. Gracias a esta plataforma, muchos jóvenes pudieron acceder a los videos más populares de esa época. Al ser algo tan diferente de lo que conocían, muchos adolescentes comenzaron a adoptar su manera de vestir, maquillarse y su particular forma de bailar.

La globalización hizo que fuera mucho más fácil que los estilos musicales y de baile llegaran a cualquier rincón del mundo. Los jóvenes argentinos, al igual que en muchos otros países, encontraron en el K-pop una forma de explorar algo novedoso y diferente. Muchos sentían que su estilo estaba fuera de lugar, por lo que, con la llegada del K-pop, encontraron su estilo y un grupo de personas con quienes identificarse.

Comunidad y sentido de pertenencia: el papel de los dance covers

En Argentina, es muy común ver grupos de dance cover ensayando frente al reflejo de ventanales de edificios, grabándose en plazas, parques y calles peatonales, principalmente en las ciudades más grandes, como Buenos Aires y Córdoba. Bailar K-pop pasó de ser una actividad individual a convertirse en un fenómeno social. Los jóvenes preparan su vestuario y maquillaje, y practican hasta perfeccionarlo a niveles increíbles, al punto de poder participar en concursos y ser invitados a festivales.

Para muchos, esto se convirtió en su lugar seguro: un grupo de personas con las mismas pasiones, metas, miedos e inseguridades, con quienes pueden permitirse ser ellos mismos sin ser juzgados.

Muchos de estos jóvenes se encuentran en una etapa en la que es casi vital encontrar su identidad y afirmar su individualidad; por eso, encontraron en el K-pop una comunidad a la cual pertenecer.

Influencia de las redes sociales: de la viralización a la creación de contenido

La aparición de las redes sociales fue fundamental para la difusión del K-pop en Argentina. Plataformas como TikTok, Instagram y YouTube se convirtieron en lugares donde los chicos y chicas crean y consumen contenido constantemente.

En redes como TikTok, empezaron a aparecer diversos videos de personas intentando bailar canciones de grupos de K-pop. Esto desencadenó una tendencia que, a día de hoy, es tan popular que hasta los mismos ídolos comenzaron a hacerlo.

Esta generación encuentra un espacio en las redes sociales para expresarse y conectarse con los demás. Al compartir sus covers de baile, pueden ganar fama y reconocimiento en la comunidad del K-pop en Argentina y también en el extranjero. Esto crea un ciclo de retroalimentación: cuanto más se difunde la coreografía, más jóvenes se animan a aceptar el desafío, lo que aumenta aún más la popularidad del baile.

Hoy en día, muchos de esos chicos terminaron audicionando en empresas para convertirse en ídolos. Un caso muy famoso es el de Celeste Díaz en Pop Star Academy. Muchos otros incluso terminaron como bailarines de sus grupos favoritos.

El K-pop como una válvula de escape y expresión

Otro aspecto que puede explicar el éxito masivo del K-pop es su contexto socioeconómico. En las últimas décadas, Argentina ha enfrentado situaciones económicas y sociales complicadas, lo que llevó a que el K-pop se convirtiera en una vía de escape. Día a día, las noticias hablaban de economía, corrupción e inseguridad. La gente necesitaba, aunque fuera por un rato, un momento de distracción.

En el caso de los adolescentes, encontraron en el K-pop una forma de expresarse, asociarse con algo que les brindara felicidad y dejar de lado las preocupaciones. Así, el K-pop es considerado por muchos como un alivio al estrés. Las coreografías alegres y llenas de color, sumadas a letras optimistas de autoayuda, resuenan en una juventud ávida de simbologías. El K-pop se convierte entonces, para muchos, en una fuente donde canalizar emociones, sentir que pertenecen y, a veces, sonreír simplemente por diversión.

La identidad joven y el rechazo a la homogeneidad cultural

La diferencia estética y de estilo que encontramos en el K-pop es clave. El K-pop trae consigo una moda vibrante, temáticas frescas y coreografías intensas que rompen con lo tradicional en Argentina. Las canciones combinan ritmos pegajosos con conceptos visuales y narrativos que van desde lo tierno y colorido hasta lo oscuro y misterioso.

Hoy, los jóvenes buscan más allá de lo local y desean conectar con otras culturas. El K-pop les ofrece esa ventana a un mundo diferente pero accesible. Bailar K-pop se convierte en una forma de explorar nuevas culturas y aceptar la diversidad, integrando la cultura coreana en su vida diaria.

Las coreografías, además de ser pegajosas, son desafiantes y requieren habilidad y dedicación. Muchos jóvenes ven en estos desafíos una oportunidad para superarse a sí mismos.

El K-pop como un espacio de convergencia cultural

El K-pop demuestra cómo la era digital permitió que las culturas se entrelacen de formas impensadas. Para muchos argentinos, bailar K-pop va más allá de simplemente seguir pasos de baile, se volvió una forma de conectarse con nuevas realidades, explorar subculturas y formar parte de una comunidad global. Se transformó en un canal de expresión y creatividad para la juventud argentina, un espacio donde pueden ser ellos mismos, descubrir nuevos intereses y, al mismo tiempo, compartir su pasión con el mundo.

kimhyelin211@korea.kr

* Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto entusiasmo hacia Corea.