Por la reportera honoraria Ilse Díaz de México
Fotografías: Film Platform
Las producciones coreanas, ya sean series o películas, se han convertido en mis favoritas. Queriendo explorar otro tipo de género cinematográfico coreano, encontré el documental “Mi amor, no cruces ese río” (2014) del director Jin Mo-young. El título y la imagen de la adorable pareja en la portada fueron el primer acierto para mí. Antes de verlo, quise leer un poco más sobre él y encontré que fue un gran éxito en taquillas de Corea, lo cual fue una sorpresa, ya que normalmente los documentales no son tan exitosos ni representan competencia para las películas.
Póster del documental 'Mi amor, no cruces ese río' (2014)
El documental, filmado durante cerca de año y medio, sigue la vida de la pareja conformada por Kang Kye-yeol y Jo Byeong-man, de 89 y 98 años respectivamente. A lo largo de una hora y media podemos verlos en su vida cotidiana, ya sea preparando la comida, recogiendo las hojas secas del patio o jugando con sus perros. Esta cotidianeidad, que podría parecer poco interesante, en realidad es todo lo contrario, ya que verlos disfrutar juntos de momentos tan comunes, nos permite entender el verdadero significado de compartir la vida con alguien.
Kang Kye-yeol y Jo Byeong-man se conocieron cuando este último llegó a trabajar a la casa de Kye-yeol, que en ese entonces tenía 14 años. Un tiempo después se casaron. Ambos eran muy jóvenes, sobre todo Kye-yeol. Sin embargo, ella cuenta que Byeong-man siempre la trató con respeto y cuidado. Para cuando se estrenó el documental, la pareja llevaba 75 años de matrimonio. Es por ello que resulta tan significativo y conmovedor verlos tan felices y cuidando el uno del otro aún después de tanto tiempo. Aunque podemos ver que Byeong-man no es tan expresivo como Kye-yeol, ambos parecen entenderse muy bien.
Algo que también hizo especial este documental, es que las interacciones no se ven falsas o forzadas y cada momento es único y conmovedor. Tanto Byeong-man como Kye-yeol se expresan muy bien del otro. Byeong-man menciona que sus padres murieron cuando él era muy joven, pero que desde que se casó con Kye-yeol, vivió sin saber lo que era la soledad. Por su parte, Kye-yeol cuenta que su esposo nunca ha dicho que la comida que ella prepara no sabe bien. Si no le gusta, simplemente no come tanto, pero nunca ha usado palabras que pudieran hacerla sentir mal.
A pesar de velos tan felices, la vida de esta pareja no estuvo libre de retos, aunque pudieron sobrellevarlos juntos. Uno de los más difíciles fue la muerte de seis de sus doce hijos. En una escena, que considero de las más conmovedoras, Kye-yeol va al mercado a comprar seis sets de pijamas. Cuando regresa a casa, le comenta a su esposo que son para los hijos que perdieron. En Corea hay una costumbre en la que se quema ropa u otros objetos para que las personas que ya no están, puedan usarlos. Debido a dificultades económicas, Kye-yeol nunca pudo comprarles ropa así mientras vivieron, por lo que el poder hacerlo finalmente le entristece, pero también le emociona.
El documental también deja ver que la edad no debe ser un impedimento para divertirte y disfrutar de la vida. Un ejemplo de esto es cuando la pareja asiste a un pícnic organizado para el grupo de adultos mayores del que forman parte, ya que durante el trayecto, todos van cantando y bailando.
Tras ver el documental pude entender por qué tuvo tanto éxito. Aunque ya han pasado 10 años desde su estreno, considero que el tema que se trata no tiene fecha de expiración, ya que el amor es un sentimiento universal y atemporal. Además, si se quiere explorar otra faceta de las producciones coreanas, me parece una excelente forma de comenzar.
kimhyelin211@korea.kr
Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.