Por la reportera honoraria María Fernanda Gómez de Argentina
Fotografías: Centro Cultural Coreano en Argentina
Sole Venesio se explaya sobre las nuevas narrativas de los dramas coreanos y cómo se adaptan a las tendencias globales.
Sole Venesio es Licenciada en Ciencias de la Comunicación, ex periodista de un importante medio gráfico de Argentina, actual periodista independiente y apasionada por la cultura coreana. Fue la expositora principal de esta charla.
Por medio de una breve entrevista, nos cuenta cómo inició su interés por la cultura coreana y qué la motivó a realizar diferentes análisis del hallyu (ola coreana).
– ¿Cómo y cuándo fueron tus inicios en este mundo del hallyu?
Escribí mi primera nota para el diario La Nación sobre una serie coreana en 2016. Pero supongo que mi interés por la cultura de Corea arrancó varios años antes. Soy Licenciada en Ciencias de la Comunicación y siempre me interesó la parte antropológica de la cultura, así que empecé a estudiar sobre la cultura japonesa y a leer una variedad de libros sobre hábitos, costumbres y ritos. Esto me llevó —debido a su trágica historia compartida— a interesarme por el movimiento coreano, que en esos años todavía no estaba tan formalizado ni se hablaba de él con tantas ideas y estructuras. Fueron años de mucha exploración, pensando que también era otro mundo. Las plataformas de contenido on demand no eran populares, conseguir producciones traducidas con subtítulos era muy difícil, y había poca conexión entre Argentina y Corea. Pero a medida que fueron pasando los años, pude acceder a más contenido hasta 2019-2020, cuando por fin hubo un boom.
Antes de continuar con la entrevista y comprender mejor las preguntas realizadas a Sole Venesio, vale la pena compartir brevemente el análisis presentado en el evento producido como parte del ciclo de eventos y charlas titulado “Corea más cerca”, auspiciado por el Centro Cultural Coreano en Argentina en el mes de marzo.
La charla fue titulada: “Después del K-pop y los K-dramas: ¿Qué es lo que viene?”
Flyer distribuido por el Centro Cultural Coreano en Argentina, promocionando la charla de Sole Venesio.
Venesio se explayó sobre las últimas tendencias de la industria del entretenimiento coreano, centrándose en las manifestaciones culturales como el K-pop y los K-dramas. Propuso un interesante análisis de la conexión entre la cultura coreana y la cultura global —incluyendo la argentina— y del proceso de adaptación de los contenidos a las tendencias actuales, donde priman la innovación de ideas, conceptos e historias.
Su análisis comienza con una explicación del fenómeno hallyu, que se inició a fines de los años 90 y principios de los 2000, y busca explicar la fascinación y masividad de la cultura coreana en Asia y el resto del mundo. Describe el hallyu como una “ola” que sube y baja, como una analogía de cómo la industria del entretenimiento coreano se adapta a los cambios globales tanto en los K-dramas como en el K-pop.
Respecto a los K-dramas, relata que tradicionalmente el romance siempre fue el “nodo narrativo” de las producciones, con personajes de impronta principesca que atraviesan obstáculos para luego reencontrarse, o la clásica narrativa del jefe y la empleada que se enamoran. Personajes con rasgos blanco o negro, sin matices.
En cuanto al K-pop, analiza cómo los grupos eran creados por agencias que seleccionaban integrantes con talentos y perfiles diversos, y los hacían pasar por un proceso de entrenamiento clásico para convertirse en “idols”, artistas perfectos y completos. Así se estructuraba el modelo de años anteriores… ¿y ahora?
Entonces, ¿qué es lo que viene?
Venesio sostiene que todo cambio cultural no se produce de un día para el otro, y toma como referencia el “modelo de Thomas Kuhn” (modelo de los paradigmas) aplicado a la cultura. Explica que el K-pop y los K-dramas conformaban un paradigma, hasta que comenzaron a aparecer “anomalías”: series con propuestas narrativas distintas, como El juego del calamar. Estas anomalías generan un cambio cultural y eventualmente se convierten en norma. Incluso observa cambios en la construcción de personajes que modifican la cultura.
En los últimos años, las temáticas de los K-dramas han mostrado una tendencia hacia la humanización de los protagonistas y hacia narrativas de autodescubrimiento, autosanación y amor propio. El paradigma del amor también se está transformando: cómo se forma una pareja, el rol y la valoración de los personajes femeninos. Esto rompe muchas veces con el amor idealizado de los dramas tradicionales, pero sin perder la esencia de la cultura coreana. Además, surgen actores que experimentan con narrativas más “indie”, menos centradas en el romance y más en otros tipos de vínculos, como los familiares o de amistad.
En cuanto a la música, el K-pop también ha evolucionado. Los grupos actuales realizan colaboraciones con artistas coreanos e internacionales de diversos géneros, no sólo pop o rap, y tienen más independencia para elegir sus estilos. Muchos idols que se hicieron conocidos en grupos ahora lanzan álbumes solistas con propuestas distintas. Lo que antes era una “anomalía”, hoy ya empieza a ser la norma.
Finalmente, destaca que la ola coreana ya no es sólo el mundo mirando a Corea, sino también Corea abriéndose a transformaciones culturales globales.
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¿Cuándo comenzaste a perfilar este análisis que planteaste en tu charla?
Como te contaba, soy Licenciada en Ciencias de la Comunicación, básicamente una científica social. Desde que empecé a estudiar y a aprender sobre la cultura coreana, fui armando mis ideas y análisis. Esta última “actualización” que compartí en la charla se basa en mis observaciones y lecturas del último año, con tantos estrenos y nuevas generaciones de artistas. Los movimientos culturales funcionan por etapas o “eras”, como diría la cantante Taylor Swift. Lo que empieza como 1 o 2 series que traen algo diferente, puede convertirse en un fenómeno (de ahí la importancia de los conceptos de Kuhn).
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¿Pero… en un futuro convivirán en los K-dramas lo principesco y las nuevas narrativas?
“Tendremos más diversidad. Existirán ficciones con estructuras más clásicas y otras con narrativas más costumbristas. Este análisis tiene que ver con las tendencias de la industria cultural global y con las formas de contar historias. Sabemos que la televisión coreana está muy pautada por los rangos de edad, así que necesitan generar contenidos aptos para todo público”.
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¿Creés que el hallyu seguirá creciendo en Argentina?
“Creo que todavía existe muchísimo interés. Sobre todo, 2026 va a ser un año revolucionario y de rejuvenecimiento de la ola coreana. Veremos nuevas producciones, nuevos artistas y también regresos de quienes terminaron el servicio militar. Sin embargo, ya se perciben elementos que muestran que aquella ‘revolución’ se transforma en ‘norma’, y pierde parte de esa efervescencia que tienen todas las olas (lo mismo sucedió con la televisión japonesa hace años)”.
Comentario final
Coincido con la expositora: lo que más nos atrae a las argentinas y latinoamericanas son los K-dramas con temáticas románticas, pero también nos interesa ver a nuestros actores y actrices coreanos favoritos en roles más diversos, libres y realistas. El K-pop se ha ido adaptando a esta tendencia global, y es un placer descubrir los nuevos estilos musicales sin perder la esencia que distingue a los artistas coreanos.
kimhyelin211@korea.kr
Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.