Reporteros Honorarios

20.06.2025

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Por la reportera honoraria Liliana Maria Forero Montoya de Colombia
Fotografías: Netflix

Se termina el mes de mayo, en el que cada año se celebra en Corea el Mes de la Familia, dedicado a honrar las relaciones intergeneracionales y la piedad filial, pilares de la cultura coreana. Estos elementos, tan presentes en los dramas coreanos, nos han permitido identificar y reflexionar sobre distintas emociones que atraviesan la vida familiar. 

En este contexto, el drama "Si la vida te da mandarinas..." (2025) es una joya poética que invita a contemplar el alma de una sociedad a través de sus vínculos familiares. Ganador del prestigioso premio Baeksang a mejor drama, esta historia no solo conmovió a la audiencia coreana, sino que también se posicionó entre los primeros lugares de audiencia en la plataforma internacional Netflix. Su éxito radica en su capacidad para tocar fibras universales: las madres que sueñan con que sus hijas vivan mejores vidas que ellas, los padres que siguen viendo a sus hijas como pequeñas niñas aunque sean adultas, la sensibilidad, la humanidad y la belleza de mostrar el amor antes y después del romance; las estaciones del alma en medio del dolor, el afecto, la pérdida y la esperanza.


Escena primaveral de Ae-sun y Gwan-sik, personajes principales de la serie coreana 'When Life Gives You Tangerines'.

Escena primaveral de Ae-sun y Gwan-sik, personajes principales de la serie coreana 'Si la vida te da mandarinas...'.


Este artículo reflexiona sobre cómo este premiado K-drama retrata las emociones profundas que surgen en el seno de las familias, al tiempo que ofrece una ventana a los valores, costumbres y sensibilidades propias de la cultura coreana. A través de sus escenas íntimas y su cinematografía contemplativa, When Life Gives You Tangerines nos acerca a una forma de entender el amor y el cuidado que dialoga con lo universal, pero desde una raíz profundamente coreana.

El drama y su reseña: Una historia de amor a través del tiempo


Desde mi experiencia personal como espectadora de más de 350 K-dramas, me atrevo a posicionarlo como mi favorito hasta la fecha. Una historia conmovedora sobre la vida, los afectos y la belleza de lo cotidiano. La trama sigue a Oh Ae-sun (interpretada por IU) y Yang Gwan-sik (Park Bo Gum), cuya relación atraviesa décadas, comenzando en la isla de Jeju en los años 60 hasta el moderno Seúl de 2025.

Escena de Ae-sun y Gwan-sik compartiendo un momento familiar junto a sus hijos, en la serie coreana 'When Life Gives You Tangerines'.

Escena de Ae-sun y Gwan-sik compartiendo un momento familiar junto a sus hijos, en la serie coreana 'Si la vida te da mandarinas...'.


Ae-sun, hija de una haenyeo (buceadoras de Jeju), es tremendamente inteligente, testaruda y escribe poemas desde la primaria. A pesar de sus dificultades, sueña con ser poeta. La historia de su madre, (interpretada por Yeom Hye Ran, ganadora del Baeksan a mejor actriz de reparto) emociona desde el primer episodio y reproduce una hermosa alegoría de madres e hijas cumpliendo sueños de generaciones pasadas.

Gwan-sik, hijo de pescador y nieto de chamana, también rompe ciclos de sometimiento patriarcal, priorizando a Ae-sun de una manera preciosa y también soñando un futuro para su hija, diferente al de su madre y sus abuelas. Gwan-sik es el tipo de padre que difícilmente podemos ver en el mundo real y que solo una escritora como Lim Sang-chun pudo imaginar. Como pareja, enfrentan los altibajos de la vida, representados en estaciones que a la vez se repiten en la vida de su descendencia, con un amor que perdura como refugio en medio de las catástrofes. Su personaje continúa elevando los estándares, ya bastante altos, que se han difundido internacionalmente entre quienes amamos los K-dramas. Una historia maravillosamente escrita, con cinematografía preciosa y actuaciones que nos permiten llorar dulcemente con lo más sencillo y suspirar por las emociones que ofrece esta poesía de vida.

Imagen promocional oficial del volumen 3 (otoño) de la serie coreana 'When Life Gives You Tangerines'.

Imagen promocional oficial del volumen 3 (otoño) de la serie coreana 'Si la vida te da mandarinas...'.



Lim Sang-chun: Escritura desde el corazón de la vida cotidiana

Lim Sang-chun es la escritora de obras anteriores como Fight for My Way (2017) y When the Camellia Blooms (2019), K-dramas donde ha demostrado una habilidad única para contar historias aparentemente simples, pero profundamente humanas. Sus personajes no son héroes épicos ni víctimas del destino, sino personas corrientes que enfrentan los dilemas emocionales del día a día.

En Si la vida te da mandarinas..., Lim Sang-chun vuelve a hacer lo que mejor sabe: construir una narrativa íntima donde el amor, la pérdida, la maternidad, la paternidad y la esperanza se entrelazan con un ritmo pausado, pero emocionalmente poderoso. Esta vez, su sensibilidad se enfoca en los vínculos familiares, especialmente en la figura materna y paterna, presentados desde un enfoque poco convencional.

En entrevistas reseñadas recientemente en el artículo de Park Jin-hai en The Korea Times, Lim Sang-chun ha expresado que su motivación para escribir no es simplemente entretener, sino acompañar. Desea que sus dramas se conviertan en refugios emocionales, en espacios donde la audiencia pueda sentirse comprendida y acompañada en medio de su cotidianidad.

Esta intención se refleja de manera clara en Si la vida te da mandarinas.., una obra que, sin estridencias ni grandes giros argumentales, logra conmover con lo esencial. La figura paterna que construye rompe moldes y ofrece un modelo de cuidado poco habitual. Y es precisamente esta delicadeza en los vínculos lo que convierte su guion en un retrato vivo de la piedad filial y del amor que se manifiesta en acciones cotidianas.

Lim Sang-chun escribe con el alma y para el alma. Su obra no solo retrata la cultura coreana, sino que nos interpela como personas: ¿cómo cuidamos?, ¿cómo despedimos?, ¿cómo acompañamos a quienes amamos? When Life Gives You Tangerines no ofrece respuestas fáciles, pero sí un paisaje emocional donde hacer esas preguntas se vuelve necesario y hermoso.

Escena de Ae-sun y Gwan-sik asistiendo emocionados a la boda de su hija, Geum-myeong, en la serie coreana 'When Life Gives You Tangerines'.

Escena de Ae-sun y Gwan-sik asistiendo emocionados a la boda de su hija, Geum-myeong, en la serie coreana 'Si la vida te da mandarinas...'.



Estaciones del alma: el paso del tiempo y las etapas del camino de la vida

Una de las mayores fortalezas narrativas de Si la vida te da mandarinas... es su forma de retratar el tiempo como emoción. Al igual que el clima cambia en la isla de Jeju, en este drama el alma de cada personaje atraviesa sus propias estaciones del camino de la vida.

La escritora Lim Sang-chun logra algo excepcional: mostrar cómo las relaciones familiares, al igual que la naturaleza, tienen ciclos. Hay inviernos de silencio y distancia, primaveras de reconciliación con la vida, de cosechas abundantes o ausentes, veranos de risa y cercanía, y otoños de nostalgia o pérdida. Lo más bello es que el drama no se empeña en forzar una estación por encima de otra, sino que honra cada momento y la importancia del ahora.

Como espectadoras y espectadores, podemos vernos resonando con este ciclo emocional, donde el dolor no es el final, sino una parte más del crecimiento. No hubo un episodio en el que no resonara profundamente con las emociones de esta familia, lloramos, reímos y añoramos junto con sus integrantes, dentro de una historia donde no hay villanos ni misterios, sino un espejo de las historias familiares de nuestras ancestras más cercanas. Visualmente, la dirección de arte refuerza esta metáfora con escenas que capturan las estaciones, es un drama que se ve y se siente con los sentidos y con el corazón. When Life Gives You Tangerines nos recuerda que el afecto necesita paciencia, y el dolor necesita tiempo.

Imagen promocional oficial del volumen 4 (invierno) de la serie coreana 'When Life Gives You Tangerines'

Imagen promocional oficial del volumen 4 (invierno) de la serie coreana 'Si la vida te da mandarinas...'.


Piedad filial en Corea: el cuidado como forma de amor

Uno de los elementos más centrales en la cultura coreana, especialmente durante el Mes de la Familia, es el valor de la piedad filial, conocida en hangul como hyo (효). Este principio, enraizado en el pensamiento confuciano, no se limita únicamente a la obediencia o respeto hacia las figuras parentales, sino que abarca un sentido profundo de cuidado, lealtad y retribución afectiva hacia quienes nos dieron la vida y nos criaron.

En Si la vida te da mandarinas.., la piedad filial se revela no como un mandato rígido, sino como una forma de ternura práctica. Lo vemos en las visitas silenciosas, en los platos preparados sin palabras, en los gestos de protección silenciosa entre hijas, padres y madres. A través de su guion, Lim Sang-chun nos recuerda que el amor familiar no siempre necesita proclamarse; a veces basta con estar presente, esperar, o incluso ceder el orgullo por el bien de quienes amamos. También nos permite reflexionar sobre la culpa concomitante a este mandato cultural, visibilizando la dificultad de expresar esas emociones contradictorias en las relaciones de los padres o madres con sus hijos.


El personaje de Gwan-sik representa una forma de ejercer la paternidad sin autoritarismo, desde la ternura, el cuidado y el afecto cotidiano. Su cuidado no es un sacrificio trágico, sino una elección consciente de acompañar con dignidad. Esta reinterpretación del hyo es particularmente significativa, pues desafía modelos tradicionales de rigidez patriarcal aún vigentes en la narrativa coreana.

Del mismo modo, la relación entre madre e hija, ofrece múltiples capas de lo que significa cuidar: cuidar incluso cuando hay resentimientos, cuidar cuando se ha fallado, cuidar los sueños de la otra, reconocer y devolver el sueño depositado en cada una de las tres generaciones representadas en la historia. En ese sentido, el drama no presenta la piedad filial como una carga moral, sino como una forma poética de crecer a través del amor recibido y brindado.

Como personas espectadoras, quienes venimos de contextos culturales distintos, podemos encontrar en esta expresión del hyo una oportunidad para redefinir el amor familiar como una manera de seguir amando incluso en medio de la pérdida o la discordia.

El eco de las mandarinas en nuestras propias estaciones
Al ver When Life Gives You Tangerines sentí que podía revivir emociones profundas, como si el drama hablara no solo de sus personajes, sino de quienes lo observamos en silencio desde otro rincón del mundo. Me vi reflejada en las contradicciones, en los silencios incómodos, en la culpa, el duelo y en la torpeza de quienes aman sin saber cómo expresarlo.

Como psicóloga colombiana y amante de los K-dramas, esta historia me ayudó a comprender mejor la belleza y complejidad de los vínculos familiares en la cultura coreana, marcada por la piedad filial y por una forma de afecto que, aunque más discreta y marcada por fuertes normas culturales, no es menos profunda. Al mismo tiempo, me recordó que hay muchas formas de cuidar, de pedir perdón, de volver a empezar.

Mayo, en Corea, es el Mes de la Familia, y en Colombia celebramos también el Día de la Madre. Este drama me permitió pensar sobre ambas celebraciones y el amor familiar, que en cualquier latitud tiene estaciones y todas ellas son parte del viaje.

Cuando la vida nos da mandarinas, como dice el título, podemos amargarnos o encontrar el dulce escondido en lo cotidiano. Lim Sang-chun y el maravilloso elenco de este drama nos ofrecen esa posibilidad: la de mirar hacia dentro, reconciliarnos con nuestras raíces y agradecer el fruto de cada vínculo, incluso los imperfectos.

kimhyelin211@korea.kr

Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.