Por el reportero honorario José Alirio Peña Zerpa de Venezuela
El pasado 25 de julio celebré un nuevo año de vida. Luego de pasar gran parte del día con familiares y amigos no pude negarme a la invitación de la “Cena con Desconocidos”. Bajo este título se realizó la segunda experiencia de una cena hansik (comida coreana) con soju y noraebang. El propósito de este evento fue interactuar con personas extrañas, usando como pretexto la cultura coreana. Esta idea fue iniciativa de un restaurante en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires.
Mi cena de cumpleaños con desconocidos | Hanok Restó
A la izquierda, José Alirio Peña con Samuel Cho, anfitrión de la 'Cena con Desconocidos' en Hanok Restó; a la derecha, José Alirio con Natalia (izquierda) y Florencia (derecha). | Hanok Restó
El anfitrión, Samuel, un argentino de ascendencia coreana –aprendiz curioso de la Tía Kari– recibió a cada uno de los participantes, colocándoles una tarjeta con el nombre en el pecho. Al realizar nuestras presentaciones nos dimos cuenta de que éramos un grupo de profesionales con experiencias de vida muy interesantes y distintas, pero con la coincidencia del interés por la cultura coreana, especialmente el K-pop y los K-dramas. El participante más joven, con 26 años, nos hizo reír con sus ocurrencias, motivándonos a expresar nuestro lado más jovial, en una mesa donde el promedio estaba por encima de los 40 años.
Iniciamos la cena compuesta por
gimbap,
bulgogi,
gungjung tteokbokki y
kimchi jjigae. El
gungjung tteokbokki es de sabor menos picante y más suave que el
tteokbokki tradicional. El
kimchi jjigae es una sopa de kimchi con cerdo y tofu, cocida a fuego lento. Tiene un sabor profundo y picante. El plato que más disfruté fue el
bulgogi, una deliciosa carne de res en tiras marinadas en salsa de soja y ajo con especias, asadas a la parrilla para un sabor dulce y ahumado, servida con vegetales frescos y arroz blanco.
Gimbap, gungjung tteokbokki y kimchi jjigae formaron parte de la cena. | José Alirio Peña
Un momento de la cena | José Alirio Peña
Finalizada la cena y ya muchos más relajados mientras bebíamos soju, iniciamos el norebang en el mismo espacio del restaurante, y no en una sala insonorizada con pequeños sofás en forma de “U” y una pantalla grande como reza la tradición. El primer tema, cantado entre todos, fue el “cumpleaño feliz” en coreano. Un momento encantador para cerrar de manera sobria y agradable mi aniversario.
Continuó el norebang con algunas baladas coreanas y duetos de canciones latinas emblemáticas. Lo especial de estos momentos de interpretación es el apoyo por parte de los compañeros a pesar de que uno no posea la mejor afinación ni color de voz. Lo importante del norebang es la proximidad y disfrute. Ser auténtico es la consigna.
Unos momentos del noraebang | José Alirio Peña
José Alirio y Florencia esperando sincronizar con la pista | Hanok Restó
Cuando me preguntan ¿por qué mi acercamiento a la cultura coreana? Para mí es muy fácil responder. Me recuerda la explosión de sabores de la comida del lugar donde nací (Venezuela), la disciplina académica e investigativa del lugar donde resido (Argentina) y la alegría musical del país que más he visitado (Brasil). El
hansik, los “Estudios Coreanos” –con foco en el audiovisual– y el k-pop son mis tres ejes de acercamiento a la cultura de la República de Corea. Entonces, ¿por qué no celebrar mi cumpleaños a la coreana?
kimhyelin211@korea.kr
Este artículo fue escrito por un reportero honorario de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.