Reporteros Honorarios

12.08.2025

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Por la reportera honoraria Ana Cristina Castaños Toriz de México

Talchum, patrimonio de la humanidad

El Centro Cultural Coreano en México es un espacio donde la magia de una cultura milenaria se despliega con pasión y dedicación, invitándonos a explorar sus raíces, sus tradiciones y su alma vibrante. En esta ocasión, tuve la fortuna de sumergirme en una de las expresiones más vivas y enérgicas de la cultura coreana: el talchum, una danza que es mucho más que movimiento; es un puente entre historia, humor y comunidad.

El taller intensivo se realizó del 21 al 31 de julio en el Centro Cultural Coreano en México, con una presentación final el 1 de agosto.

Este taller no fue solo una oportunidad de aprendizaje, sino también un encuentro profundo con la historia que susurra en cada paso, la música que resuena en el corazón y la comunidad que se une en un mismo latido.

Talchum, patrimonio de la humanidad


El talchum, declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2022, combina la gracia del movimiento con el teatro, utilizando máscaras como rostros que cuentan historias y que se convierten en portales hacia un pasado lleno de significado. La palabra misma —tal (máscara) y chum (danza)— revela su esencia: una expresión artística nacida en los tiempos de los Tres Reinos, aproximadamente entre el 18 a. C. y el 935 d. C., que a lo largo de los siglos ha sabido satirizar las problemáticas sociales con humor y sabiduría.

Eunyul talchum, una danza de máscaras coreana originada en Eunyul, provincia de Hwanghae, ahora Republica Popular Democratica de Corea. | lismith28, Flickr

Eunyul talchum, una danza de máscaras coreana originada en Eunyul, provincia de Hwanghae, ahora Republica Popular Democratica de Corea. | lismith28, Flickr



Existen alrededor de 17 tipos diferentes de talchum, cada uno reflejando las particularidades de sus regiones y personajes, como si cada máscara y cada movimiento contaran una historia única: un fragmento del alma coreana transmitido de generación en generación.

La experiencia en el taller

La experiencia fue un viaje sensorial y emocional. El Centro Cultural Coreano nos abrió una ventana a la música y danza tradicionales a través de cinco talleres: minyo (canto folclórico), sogeum (flauta coreana), gayageum (instrumento de cuerdas), sogochum (danza con tambor) y, por supuesto, talchum. Todos ellos estuvieron dirigidos con pasión por las compañías coreanas Seo Euichul Ga Dan y Chung-ha, que con total entrega nos guiaron en cada paso.

Durante ocho sesiones, bajo la guía de excelentes profesores, aprendimos los movimientos básicos de la danza con máscaras, acompañados por el ritmo contagioso del "deong tak deong tak oelssu". Cada clase fue un encuentro de amistad, risas y descubrimiento, donde el tiempo parecía detenerse para que la cultura coreana se instalara en nuestro corazón. Los maestros compartieron con nosotros su amor por esta expresión artística, revelando que el talchum no solo es una danza, sino un lenguaje que une corazones y trasciende fronteras.

En particular, aprendimos el Bongsan Talchum, originario de la región de Hwanghae, en la actual República Popular Democrática de Corea. Es una danza que lleva en su esencia la alegría, la sátira y la resistencia de un pueblo que ha sabido transformar su historia en movimiento y canto.

Alumnas practicando en el taller de Talchum en el Centro Cultural Coreano en México. | Ana Cristina Castaños

Alumnas practicando en el taller de Talchum en el Centro Cultural Coreano en México. | Ana Cristina Castaños



Al concluir las sesiones, nos reunimos en una emotiva presentación, donde cada uno mostró lo aprendido, rodeados del apoyo y la admiración de los profesores. Nos entregaron constancias de participación y palabras que resonaron en nuestro interior: un llamado a seguir explorando, aprendiendo y a ser siempre puentes entre ambas culturas. Porque, al final, lo que permanece en la memoria nunca desaparece; se convierte en un legado vivo que nos invita a seguir soñando y compartiendo.

Este encuentro con el talchum fue mucho más que una experiencia artística; fue un recordatorio de que la cultura, en su forma más pura, es un acto de amor y resistencia, un canto que une corazones y que, en cada movimiento, revela la belleza de ser humanos.

Alumnos del taller de Talchum en el Centro Cultural Coreano en México en la entrega de reconocimientos. | Ana Cristina Castaños

Alumnos del taller de Talchum en el Centro Cultural Coreano en México en la entrega de reconocimientos. | Ana Cristina Castaños



kimhyelin211@korea.kr

Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.