Opinión

28.02.2022

Ver este artículo en otro idioma
Mark Peterson 2


Por Mark Peterson
Profesor emérito en la Universidad Brigham Young


Japón ha aplicado nuevamente para la designación como Patrimonio Mundial de la Unesco de antiguas minas. En esta ocasión se trata de las minas de la isla de Sado, una isla ubicada al norte de Honshu, la principal de las islas del archipiélago japonés. 


Esta es la segunda vez que se crearía un monumento cultural de este tipo en un lugar donde Japón abusó a gran escala de los trabajadores coreanos durante la Segunda Guerra Mundial. La vez anterior, Japón buscó designar una mina de carbón en una isla, Hashima, ubicada frente a su costa sur. Una vez más, Japón llama la atención sobre su industrialización histórica y se jacta de la supuesta grandeza de la cultura y la economía japonesas. Pero al mismo tiempo, le recuerda al mundo los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial contra los coreanos.


"Es un asunto feo, recuerdos de crímenes de guerra y masacres, y es mejor olvidarlo y seguir adelante". Según los informes, ese es el objetivo del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, quien es el titiritero detrás de escena del ala conservadora del gobernante Partido Liberal Democrático. Los informes de los medios dicen que el actual primer ministro, Fumio Kishida, quería posponer la solicitud de las minas de Sado debido a las objeciones de Corea, pero Abe -quien en muchos sentidos parece una falta de respeto crónica a los intereses coreanos-, lo presionó. Según los informes, Abe quiere embellecer los registros históricos de los crímenes de guerra japoneses, pero impulsar este reconocimiento de la Unesco a un sitio de crímenes de guerra tendrá el efecto contrario para Japón.

Aparentemente, el problema se agravará por un tiempo, ya que el proceso de revisión de la solicitud lleva tiempo. La reunión para decidir esta solicitud no se llevará a cabo hasta mayo del próximo año.


¿Cuál es el propósito de una designación como Patrimonio Mundial de la Unesco? ¿Proteger y preservar sitios culturales importantes? ¿Cómo califican las minas de oro abandonadas como sitios que necesitan protección? ¿Protegido de la expansión urbana? No en una isla que está perdiendo población. La población de Sado alguna vez fue de 100.000 personas, pero ahora es de 55.000. ¿Protección contra la explotación industrial? ¿Abrir las minas de nuevo arruinaría su valor histórico? Por lo tanto, "proteger" la mina no tiene ningún sentido.

¿Anunciar el valor histórico de las minas? Si alguna vez fueron el mayor productor de oro o plata del mundo, ¿no debería la Unesco entonces buscar las mejores minas productoras del mundo como sitios del Patrimonio Mundial? ¿Dónde está la mina de diamantes más grande del mundo? ¿y la mina de rubíes? ¿y la de esmeraldas? ¿la de ópalo? ¿mina de granito? ¿mina de grava? (El término "mina de grava" puede parecer una broma, pero mis amigos geólogos me dicen que las operaciones mineras en todo el mundo que producen la mayor riqueza no son las del oro o los diamantes, sino las de arena y grava). El punto es que honrar una mina cerrada de cualquiera que sea su carácter, difícilmente parece ajustarse a los objetivos de la Unesco.

No, algo más ocurre aquí. ¿Está Japón respondiendo a las necesidades regionales para ser reconocido? Si ciertas provincias tienen un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se benefician del aumento del turismo, pero otras provincias quedan excluidas, ¿estas últimas van a esforzarse un poco para encontrar algo importante en sus provincias? "¡Tenemos una mina de oro vieja, reconózcannos!" ¿Es esa la motivación? ¿Necesita el gobierno japonés responder a la provincia de Niigata en su deseo de ser reconocida?

¿Hay personas que visitan los sitios del Patrimonio Mundial de la Unesco como si tuvieran una lista de verificación y visitan tantos como pueden antes de morir? La "lista de deseos" de la Unesco contiene más de 1.000 artículos, y hay una carrera para que los países firmen la lista de la Unesco por cualquier valor político o de "imagen" que le dé a ese país. En particular, Estados Unidos tiene una actitud contraria a las Naciones Unidas que ha limitado el número de sitios por los que podría ganar reconocimiento fácilmente, pero no quiere el sello de la Unesco. Por ejemplo, mi estado natal de Utah tiene cinco parques nacionales, ninguno de los cuales está en la lista de la Unesco. Esto se debe a que las personas que viven en cada área quieren menos visitantes, no más, y tienen una visión negativa de la ONU y sus órganos.

Parece haber un concurso para determinar qué país es el mejor y tiene el mejor patrimonio utilizando la lista de la Unesco como vara de medir. En este sentido, el sistema de eliminatorias regionales parece comenzar con las antiguas culturas de Grecia y Roma. Hoy, Italia va ganando con 58 sitios, y Grecia tiene solo 18. En Europa, España y Francia están empatados con 49 cada uno, superando a Inglaterra con 35, pero Alemania está adelante con 52. En América del Norte, EE. UU. tiene 24 y Canadá 20, pero el ganador es México con 35. En Asia Central, India está por delante de Rusia, 40 versus 30. Y en el Este de Asia, Corea tiene 15 (con dos más en Corea del Norte) y Japón 25, pero el ganador es China con 57. ¿Está Japón tratando de alcanzar a China?

La historia se vuelve más complicada cuando se observa la "lista tentativa" de sitios en preparación para ser presentados para su aprobación. Las minas de Sado se encuentran entre los cinco de esta lista de Japón, lo que le da a este último un total de 30. Corea del Sur tiene 12 sitios más para presentar y Corea del Norte, con dos ya aprobados, tiene cinco para presentar. Si se aprueban todas las propuestas coreanas, ambas Coreas tendrían 34, superando a Japón en la lista. Pero el caballo que va más ventajoso en la carrera con 57, China, tiene 59 más en su lista a proponer. En Asia oriental y el resto del mundo, China es el caballo por el que apostar para ganar la carrera de la Unesco. (Italia, el actual líder con 58, solo tiene 31 en la lista tentativa).

En lugar de oponerse a los sitios propuestos por Japón, Corea debería dar la bienvenida a más sitios y, por lo tanto, incluir en el Registro de la Memoria del Mundo de la Unesco los horribles abusos cometidos en las minas de Sado. El sitio debería ser un monumento no solo al progreso industrial de Japón, sino también a los abusos inhumanos que Japón cometió allí. En lugar de tratar de sacar estos lugares de la lista de la Unesco y hacerlos desaparecer en el olvido, Corea debería publicitar cada lugar como otro sitio más para ser recordado por los infames abusos de los derechos humanos que tuvieron lugar allí. Corea puede utilizar la lista de la Unesco como punto de partida para una lista de recuerdos que se consagrarían en la sala de la inhumanidad de Japón, mostrada a través de sus crímenes de guerra.

Corea puede crear una lista de sitios donde no solo se produjo el trabajo forzado, sino también aquellos donde los "prisioneros ideológicos" fueron encarcelados y torturados, las mujeres jóvenes fueron reclutadas con engaños y forzadas a la esclavitud sexualm se establecieron "estaciones de confort" en toda Asia, masacres de civiles coreanos, como el barrio coreano de Tokio, donde 6.000 coreanos fueron asesinados por turbas japonesas después del Gran Terremoto de Kanto en 1923, la iglesia Jeamri en Hwaseong, provincia de Gyeonggi-do, que fue incendiada por soldados japoneses con feligreses adentro leyendo la recién proclamada Declaración de Independencia de Corea en 1919, la matanza de dos a cuatro millones de soldados y civiles coreanos durante la invasión japonesa de Corea en 1592, y las innumerables incursiones de piratas japoneses a lo largo de las costas de Corea. Esta lista de lugares de infamia podría vincularse a los sitios japoneses de la Unesco como una forma de mantener la agresión y los abusos japoneses en la mente de esta y la próxima generación "para que no los olvidemos".

Japón claramente no quiere honrar las objeciones coreanas, que simultánea e irónicamente empujan la memoria de los crímenes de guerra japoneses a la escena internacional y a la conciencia humana nuevamente, al volver a visitar los lugares donde se cometieron los crímenes. Así que Japón puede hacerlo, solicitar el reconocimiento de la Unesco de las minas de Sado para que la gente pueda recordar a las víctimas que se vieron obligadas a abandonar Corea para trabajar en las minas japonesas. Japón dice que quiere olvidar la historia, pero está haciendo exactamente que el mundo pueda recordarla.


Mark Peterson es profesor emérito en la Universidad Brigham Young, donde enseñó Estudios Coreanos durante más de 30 años. Desde que se jubiló en 2018, ha dirigido el canal de YouTube "The Frog Outside the Well".

Traducido por Elías Molina, redactor de Korea.net