En las vastas planicies de Dangjin en la provincia de Chungcheong del sur no hay montañas, sólo una pequeña colina constantemente azotada por un intenso viento. En la cima se levanta la iglesia católica de Hapdeok, un hito de esta área, desde la cual se domina el pequeño poblado de Hapdeok-ri, en el cual el 95 por ciento de sus 85 familias son católicas. En casi todos los hogares de Hapdeok-myeon, el condado administrativo, hay entre sus antepasados mártires católicos.
Los católicos prácticamente desparecieron en esta región debido a una persecución que se dio durante todo el siglo XIX. Sin embargo, gracias al Tratado Corea-Francia de 1886 se garantizó la libertad de cultos en todo Joseon y los católicos pudieron regresar a esta área, la cual a partir de entonces se conoció como Naepo. A partir de ese momento, empezó a revivir el catolicismo. Dado que la congregación católica empezó a crecer rápidamente, Eugéne Jean George Coste, obispo temporal de Joseon, destinó al padre Jean Curlier a Yangchon en 1890 para que supervisara 12 regiones, entre otras Seosan, Yesan, Dangjin y Buyeo, todas ellas ubicadas en la provincia de Chungcheong del sur.
Construida en 1929, la iglesia católica de Hapdeok fue la primera que se construyó en Naepo. Este edificio de estilo gótico se construyó con ladrillos y madera, con dos campanarios (fotos: Jeon Han).
La iglesia católica de Yangchon se construyó al estilo hanok, semejante a las viviendas tradicionales coreanas. El origen de la iglesia católica de Hapdeok se remonta a Yangchon. La iglesia católica de Yangchon se trasladó a Hapdeok en 1899. En 1929, el padre francés Philippe Perrin construyó el edificio actual de la iglesia de Hapdeok, para lo cual hizo traer técnicos chinos. La iglesia de estilo gótico y sus dos campanarios se construyeron con ladrillos y madera. La iglesia de Hapdeok se consideraba en esa época como una enorme catedral. Levantada en una colina y dominando una vasta planicie, la iglesia ofrece espectaculares vistas en todas las direcciones.
En la iglesia hay una pintura de la Sagrada Familia la cual fue donada por un primo de Perrin. Éste fue asesinado por soldados norcoreanos durante al la Guerra de Corea (1950-1953), pues en vez de huir se quedó para cuidar la iglesia. Perrin hizo suyas con su ejemplo las palabras del Evangelio de San Juan 10:11: “Yo soy el buen pastor, el cual da la vida por su rebaño”. En una de la esquinas de la iglesia se erigió una escultura de Perrin.
La mayoría de los sacerdotes que fueron enviados a Naepo en ese tiempo pertenecían a la Sociedad de Misiones Extranjeras de París (Missions étrangères de Paris). El Vaticano ordenó a ésta propagar el catolicismo en la Corea de la época Joseon, por lo que la sociedad dispuso el envío de sacerdotes para realizar esta labor misionera. El más importante de sus cometidos era seleccionar y preparar sacerdotes nativos de la región a la que serían destinados, en este caso Joseon. Los sacerdotes franceses enviaron al que sería san Andrés Kim Dae-geon, así como a Tomás Choi Yang-eop y Francisco Choi Bang-je, el primer sacerdote de Corea, así como a Tomás Choi Yang-eop y Francisco Choi Bang-je a Macao para que estudiaran la religión católica.
“Durante un tiempo, el anhelo de estos jóvenes estudiantes de teología era realizar su labor misionera en Joseon. Ello, porque deseaban morir en el martirio”, afirma el padre Gilberto Ponce, profesor de la Universidad Católica de Daejeon. “Pero no todos podían morir así. El martirio es una bendición que Dios concede”.
El padre Kim Sung-tae José, miembro de la iglesia católica de Hapdeok, afirma que los sacerdotes de Hapdeok-ri y Gongse-ri preparaban ungüentos y los distribuían entre la población local (foto: Jeon Han).
Hay crónicas muy interesantes sobre la iglesia católica de Hapdeok. De acuerdo con el padre Kim Sung-tae José, miembro de la iglesia católica de Hapdeok, hace muchos años, los fieles se vestían de blanco y recorrían caminando muchos kilómetros hasta llegar a la iglesia para asistir a la celebración de la Misa: una escena espectacular. Además, cuando se escuchaba el repique del Ángelus a las 6 de la mañana, 12 del día y 6 de la tarde, los agricultores interrumpían sus labores en el campo para orar.
“El tañido de las campanas llegaba muy lejos. La espectacular vista que ofrecían los labriegos orando en el campo se asemejaba mucho a la de la pintura “El ángelus”, de Jean François Millet, afirmó Kim”.
Los sacerdotes de Naepo también desempeñaban labores como médicos, dado que la medicina en el Joseon de esa época no estaba muy desarrollada. Los sacerdotes de la iglesia católica de Hapdeok , y los de la iglesia de Gonse-ri en Asan, elaboraban ungüentos que distribuían entre la población, lo cual les era de gran ayuda. La gente se refería a una pomada como goyak, la cual se utilizó en Corea para el tratamiento de úlceras hasta la década de 1980. Este ungüento fue invención original de esos sacerdotes católicos.
“Cuando se sentía enferma, la gente acudía a consultar a los sacerdotes, sin importar si su padecimiento era un dolor de estómago o una infección en el ojo”, afirmó Kim. “Lee Myong-rae aprendió a preparar la pomada y empezó a producir goyak, a la que le puso su propio nombre”.
Los sacerdotes de esta región también tenían a su cargo orfelinatos. Al principio abrieron éstos para cuidar de los niños que habían perdido a sus padres durante las persecuciones. Continuaron con estas instituciones para cuidar de infantes que quedaron huérfanos durante al Guerra de -Corea. En la iglesia de Hapdeok hubo un orfelinato hasta 1969. Kim comentó que en la Iglesia de Hapdeok se originó el moderno sistema de orfanatos” de Corea.
Arriba: una pintura de la Sagrada Familia donada por un primo del padre Philippe Perrin. Abajo: estatua de san Andrés Kim Dae-geon, levantada cerca de la iglesia católica de Hapdeok (fotos: Jeon Han).
Limb Jae-un
Redactora de Korea.net
jun2@korea.kr
(Traducción: Raúl Bautista Gutiérrez)