Los estudiantes y profesores de la Escuela Secundaria Sanjeong, en el distrito de Gwangsan-gu de Gwangju, y de la escuela secundaria Théodore Monod, cerca de París, posan para una foto grupal tras la ceremonia de despedida celebrada el 8 de abril en la escuela coreana.
Por Charles Audouin
Fotografías: Charles Audouin
"Me conmovió la amabilidad y la cálida hospitalidad de los estudiantes coreanos. Espero que este intercambio continúe".
Así lo expresó Wiam Chetouani, estudiante de la Escuela Secundaria Théodore Monod de Francia, quien visitó la Escuela Secundaria Sanjeong en el distrito de Gwangsan-gu, en Gwangju, el 8 de abril.
La escuela francesa, ubicada al norte de París, envió a 15 estudiantes para visitar la escuela Sanjeong entre el 7 y el 8 de abril. Fue la primera vez que los alumnos de ambas instituciones se encontraron en persona, tras haberse comunicado únicamente de manera virtual.
El intercambio entre las dos escuelas surgió a través del "Proyecto 130 Escuelas", un programa internacional impulsado por el consejo municipal de Sena-Saint-Denis, un departamento francés situado cerca de París, en preparación para los Juegos Olímpicos de París. A través de tres cursos conjuntos en línea, los estudiantes aprendieron sobre los valores olímpicos y paralímpicos, así como sobre las culturas respectivas de ambos países.
La estudiante francesa Wiam Chetouani (centro) conversa con sus compañeros durante una clase de hangeul (alfabeto coreano) en la Escuela Eecundaria Sanjeong de Gwangju.
Al ser preguntada sobre qué le llamó más la atención del sistema escolar coreano, Chetouani destacó la costumbre de quitarse las zapatillas deportivas para usar pantuflas en el aula, y añadió: "Me impresionó la forma cómoda en la que los estudiantes vestían y estudiaban".
El encuentro también dejó huella entre los estudiantes coreanos también. Kim Ji Yu comentó: "Aunque estamos en extremos opuestos del planeta, no somos tan diferentes y tenemos mucho en común debido a nuestras edades similares".
Durante los dos días, los visitantes franceses fortalecieron lazos de amistad con sus compañeros por correspondencia, aprendieron coreano, jugaron al balón prisionero y vivieron de cerca la cultura coreana preparando
gimbap (rollos de arroz envueltos de alga) y cenando en casas de sus amigos.
Una pancarta da la bienvenida a los estudiantes franceses en la Escuela Secundaria Sanjeong de Gwangju.
Kim Yu Jin, la docente responsable del proyecto en la escuela Sanjeong, subrayó que interactuar con el mundo y vivir experiencias culturales directas contribuye al crecimiento personal y al desarrollo del carácter de los estudiantes.
"Creo que cuando los estudiantes aprenden de forma vívida, basada en el conocimiento de la vida real, sus vidas se enriquecen y mejoran", afirmó, y agregó: "El intercambio se desarrolló sin contratiempos porque supieron respetarse, comunicarse y empatizar unos con otros. Como profesora, fue una experiencia muy gratificante".
Ambas escuelas están evaluando las formas de dar continuidad a este intercambio.
caudouin@korea.kr