Lee Na-young, presidenta del Consejo Coreano para la Justicia y la Memoria sobre el Problema de la Esclavitud Sexual Militar por Japón, se toma una foto, el 24 de julio, en su despacho, frente a una pintura hecha por Kang Duk-kyung, una de las víctimas de la esclavitud sexual.
Por Lee Jihae
Fotografías: Lee Jihae
El 14 de agosto es el Día Internacional de Conmemoración de las Mujeres de Consuelo del Ejército Japonés. La fecha recuerda que el 14 de agosto de 1991 Kim Hak-soon se convirtió en la primera “mujer de consuelo”, eufemismo usado por el Ejército japonés a principios del siglo XX para referirse a sus esclavas sexuales, en testificar públicamente sobre su experiencia.
Para conmemorar su testimonio histórico, preservar el contexto y restituir la dignidad y el honor de las víctimas, el Gobierno de Corea designó, en 2018, la fecha como día nacional de conmemoración.
El 23 de julio, Korea.net entrevistó a Lee Na-young, presidenta del Consejo Coreano para la Justicia y la Memoria sobre el Problema de la Esclavitud Sexual Militar por Japón, quien afirmó: "La memoria sobrevive cuando se registra y se fortalece a través de la solidaridad".
A continuación, se presentan extractos de la entrevista.
El uso de los términos “mujeres de consuelo” y “esclavas sexuales” genera debate. ¿Cuál es correcto?
El término “mujeres de consuelo” refleja la perspectiva de los perpetradores masculinos y borra la coerción y la violencia implicadas. Las Naciones Unidas utilizan oficialmente “esclavitud sexual militar por Japón”, pero las víctimas son reticentes al término “esclavitud sexual” por el gran dolor que provoca. No estamos de acuerdo con el término histórico “mujeres de consuelo” usado por el Ejército japonés, pero lo empleamos entre comillas para indicar que así son llamadas. El Gobierno de Corea y nuestra organización anteponen “Ejército japonés” para identificar claramente al perpetrador.
En 2016, ocho países, incluida Corea, no lograron registrar los datos sobre “mujeres de consuelo” en el Registro Memoria del Mundo de la Unesco. ¿Qué ocurrió?
El 18 de mayo de 2016, 14 organizaciones cívicas de ocho países y regiones -Corea, Japón, China, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Timor Oriental y los Países Bajos- celebraron una ceremonia de firma para presentar conjuntamente la solicitud de registro de documentos sobre las “mujeres de consuelo” del Ejército japonés en el Registro Memoria del Mundo de la Unesco. La solicitud, la más extensa en la historia del programa, incluía 2.744 registros con testimonios de víctimas, documentos históricos, archivos de actividades, fotos y videos.
Conservar tal volumen de materiales requiere fondos importantes, pero el Gobierno japonés, que en ese momento era el principal contribuyente de la Unesco, presionó a la organización para bloquear la solicitud y suspendió sus aportaciones. Como resultado, se prohibió a las organizaciones cívicas presentar la candidatura, y la Unesco modificó sus normas para exigir acuerdos intergubernamentales como condición de revisión, lo que imposibilitó el registro si un solo país se oponía. Por ello, los registros sobre las “mujeres de consuelo” del Ejército japonés aún no figuran en el programa.
Un dibujo del Museo de la Guerra y los Derechos Humanos de las Mujeres, en el distrito de Mapo-gu, Seúl, muestra a víctimas de la esclavitud sexual en habitaciones del centro, mientras soldados japoneses esperan fuera para violarlas. En la parte inferior derecha, mujeres hacen fila para someterse a exámenes de enfermedades de transmisión sexual.
¿Por qué las declaraciones Kato (1992) y Kono (1993) del Gobierno japonés no se consideran disculpas sinceras?
Con la expansión del movimiento de los derechos de las mujeres en Corea, los testimonios de las víctimas y el hallazgo de documentos históricos, el Gobierno japonés ya no pudo seguir negando los hechos. Emitió la Declaración Kato en 1992, reconociendo por primera vez la implicación del Ejército japonés y parte de la coerción ejercida. Sin embargo, fue criticada por omitir aspectos clave como la investigación de la verdad y la compensación legal.
La Declaración Kono de 1993 reconoció la movilización forzada de mujeres durante el proceso de “reclutamiento” y prometió ofrecer una educación histórica al respecto. No obstante, trasladó la responsabilidad penal a las empresas privadas y negó que se hubieran cometido delitos. Además, nunca fue adoptada por el Parlamento japonés, por lo que no puede considerarse una disculpa genuina. Más grave aún, Tokio sigue intentando desacreditarla mediante la distorsión de contenidos en los libros de texto.
¿Qué problemas tuvo el acuerdo bilateral de 2015 sobre este asunto?
El acuerdo no puede considerarse legítimo. No se presentó informe a la Asamblea Nacional ni se celebró audiencia pública, y el texto carecía de firmas. Fue anunciado en una rueda de prensa conjunta de los ministros de Exteriores de ambos países, con ligeras diferencias en las versiones publicadas en las páginas web ministeriales.
En cuanto al contenido, Japón negó su responsabilidad legal, afirmando que los 1.000 millones de yenes entregados no eran “compensación” por actos ilegales, sino un “pago de consolación”. Además, calificó el asunto como “resuelto de manera definitiva e irreversible” para intentar bloquear más debates, e incluso exigió la retirada de las estatuas en memoria de las “mujeres de consuelo”, lo que pone en duda la sinceridad de sus disculpas.
El mayor problema es que el acuerdo no reflejó la voz de las víctimas, que durante mucho tiempo habían anhelado la restitución de sus derechos humanos y su honor. La ONU lo calificó de un “acuerdo político” que se apartaba de un enfoque centrado en las víctimas, y ha reiterado que no constituye una solución real, por lo que sigue emitiendo recomendaciones y reportes sobre el tema.
Se muestra la estatua en memoria de las 'mujeres de consuelo' del Ejército japonés en el Museo de la Guerra y los Derechos Humanos de las Mujeres, en el distrito de Mapo-gu, Seúl.
¿Qué problema presentó la creación en 1995 del Fondo Asiático de Mujeres?
No fue una compensación oficial del Gobierno japonés, sino una recaudación de fondos privada. Se consideró una maniobra del Gobierno japonés para eludir su responsabilidad legal bajo el pretexto de una “responsabilidad moral”. Por ello, muchas víctimas rechazaron el dinero y el fondo se disolvió en marzo de 2007.
¿Qué se debe hacer para resolver este problema de larga data?
Actualmente solo seis víctimas de la esclavitud sexual registradas oficialmente por el Gobierno coreano siguen con vida. Nuestra obligación es registrar y preservar su memoria incluso después de su fallecimiento. El Consejo Coreano para la Justicia y la Memoria sobre el Problema de la Esclavitud Sexual Militar por Japón trabaja en un proyecto de archivo digital. Nuestro sitio web digitaliza testimonios y materiales históricos, con servicios en coreano, inglés y japonés.
Alquilamos una planta de un edificio como almacén y gestionamos el Museo de la Guerra y los Derechos Humanos de las Mujeres en el distrito de Mapo-gu, en Seúl. Ofrecemos conferencias presenciales si diez o más visitantes las solicitan en la web del museo. Nuestro Fondo Mariposa ayuda a víctimas de violencia sexual en conflictos armados de todo el mundo, siguiendo el legado de las “mujeres de consuelo”. Por encima de todo, el interés y la participación pública son esenciales para proteger la verdad. La memoria requiere responsabilidad, y la responsabilidad exige acción.
jihlee08@korea.kr