Reporteros Honorarios

10.08.2018

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Pabellón conmemorativo donado por el gobierno de Corea a México en 2005, se encuentra en el Bosque de Chapultepec, Ciudad de México. | Emmanuel Hernández

Pabellón conmemorativo donado por el gobierno de Corea a México en 2005, se encuentra en el Bosque de Chapultepec, Ciudad de México. | Emmanuel Hernández



Por la reportera honoraria de Korea.net, Nerea Ramírez de México
5 de agosto de 2018

El primero de marzo de 1919 cuando se inició el movimiento por la independencia de Corea, poco más de mil coreanos se encontraban viviendo en México desde 1905. Como muchos alrededor del mundo ellos también quisieron poner de sí para la liberación de Corea.

Su situación no era sencilla. Al tiempo que Corea era invadido por Japón, la República mexicana atravesaba momentos bastante críticos debido a la desigualdad que generaba las políticas del gobierno del entonces presidente Porfirio Díaz, por las cuales, tanto los campesinos coreanos, como los mexicanos, no recibían un salario y eran tratados con poca dignidad.

Otro de los problemas que enfrentaron los coreanos desde su llegada fue la falta de representación diplomática en México, pues el gobierno porfirista hizo caso omiso a la búsqueda que realizó la dinastía de Joseon para instalar una embajada en varias ocasiones, por lo que los coreanos se vieron desprotegidos y una vez en guerra, México decidió atender los asuntos coreanos dentro de aquellos relacionados con Japón y sus diplomáticos.

Por lo tanto, incluso su situación legal, era manejada por las autoridades niponas y en sus pasaportes, aunque se señalaba que habían nacido en Corea, se les reconocía con la nacionalidad japonesa.

En 1910, cuando Corea fue añadido de manera oficial como territorio japonés, en México estalló el movimiento conocido como Revolución Mexicana y aunque todavía entre 1926 y 1930 se sentían algunos remanentes de aquella guerra civil, los coreanos no escatimaron esfuerzos y desde 1918, comenzaron a buscar la manera de colaborar con su país. Así lo cuenta una de las descendientes de aquellos hombres y mujeres que desde México enviaron un poco de amor para liberar a su patria. Genny Chans, es nieta de Tarcisio Chang o Chang Seok Hwan como era su nombre en coreano, uno de los hombres que lideraron los esfuerzos para enviar ayuda para la lucha.

Tarcisio Chang o Chang Seok Hwan. | Genny Chans

Tarcisio Chang o Chang Seok Hwan. | Genny Chans



“A partir de esa época empieza en todo el mundo a haber un movimiento para la independencia de Corea. Ahn Chang Ho que es un líder moral coreano, vino aquí a Mérida en 1918, precisamente para promover que todos emigrantes ayudaran a la independencia de Corea”.

Tarcisio, como muchos otros coreanos radicados en México, escucharon el llamado del deber y se aventuró a cosas que inclusive pudieron ser arriesgadas.

“Pero como era soldado mi abuelo Chang, fue a Guatemala con un grupo como de 25 hombres comandados por Gun Yeong Lee para trabajar en la guerrilla guatemalteca contra su gobierno colonialista. Fueron criticados duramente, pero lo único que querían era ganar un poco más de dinero para mandar a Corea para su independencia de Japón”, relata su nieta.

A su regreso de Guatemala, esos combatientes, donaron el dinero ganado en la guerra y el resto lo utilizaron para construir escuelas de aprendizaje en coreano.

Aquellos campesinos inmigrantes, lograron la instauración de las primeras instancias representativas coreanas, muchos años antes de que se estableciera una embajada o cualquier institución, ellos organizaron una asociación que se coordinó con la Asociación Coreana en Norteamérica, fundada en San Francisco, California, para la recaudación de fondos para comprar armas y otro tipo de ayuda que se enviaba a la península.

“Nuestros abuelitos que te digo, apenas empezaban a trabajar en Santiago, de su poquito dinero mandaban ayuda a la Asociación Coreana en San Francisco en California”.

Según datos asentados en los archivos históricos, las primeras instituciones coreanas legales reconocidas en México fueron una asociación coreana, una iglesia y una escuela militar en Mérida, la capital del estado de Yucatán.

“Acá desde que supimos que el primero de marzo hubo una terrible matanza, cada primero de marzo nos juntábamos para decir ‘¡mansé, mansé, viva Corea!’ Inclusive aquí mismo fue una escuela militar, los muchachos jóvenes entre 18 y 24 años eran entrenados para que si fuese necesario fueran a Corea a pelear contra los japoneses, porque era un sentimiento de patriotismo y un sentimiento de querer volver a Corea, que por eso nuestros abuelitos hacían hasta lo imposible para colaborar con la independencia y para, si era necesario, mandar a sus hijos a pelear para recuperar nuestra tierra”.

Niñas vestidas en el traje tradicional coreano, Hanbok, durante la celebración del 72 aniversario de la independencia de Corea en 2017. | Facebook Museo Conmemorativo de la Inmigración Coreana en Yucatán

Niñas vestidas en el traje tradicional coreano, Hanbok, durante la celebración del 72 aniversario de la independencia de Corea en 2017. | Facebook Museo Conmemorativo de la Inmigración Coreana en Yucatán



kimhyelin211@korea.kr

* Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios son de todo el mundo y trabajan para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.