Na Hye-sok (1896–1948) fue una la primera pintora profesional y la primera escritora feminista en Corea. | Captura de pantalla del canal oficial de KBS
Por la reportera honoraria de Korea.net, Mariana A. Arriaga Rojas de México
25 de mayo de 2021
Los textos de las mujeres han comenzado a ser buscados entre las esquinas. Las autoras como Emily Dickinson, Mary Shelley o Emilie Brontë a menudo son traídas a colación cuando se habla de literatura. Sin embargo, conforme ha pasado el tiempo y el movimiento feminista ha alcanzado mayor resonancia, las mujeres de países no angloparlantes también han comenzado a preguntarse qué hay con sus propias escritoras: ¿por qué sus nombres no resuenan tanto en un mundo donde todo parece ser dicho en inglés?
Lo mismo sucede en Corea del Sur, por lo que es momento de descentralizar nuestras referencias y reconocer autoras que han cambiado paradigmas. Es solo con ello que se podrá descubrir qué fue lo que las convirtió en clásicas dentro de su vocación. Este texto va a presentar la vida y el arte de la inspiradora autora de Corea, Na Hye-sok.
La vida que dio paso al arte
"Confesión de un divorcio" es uno de los relatos más conocidos escritos por Na Hye-sok, donde trata de la desigualdad entre hombres y mujeres según la tradición de aquella época. | Captura de pantalla del canal oficial de KBS
Na Hye-sok nació en 1896 en Suwon, la provincia de Gyeonggi. Su perspicacia y talento artístico fueron dados dentro de una familia acomodada, por lo que, al graduarse, pudo estudiar en la Universidad Femenina de Bellas Artes de Tokio. Fue ahí donde se unió al movimiento feminista japonés liderado por el grupo Seitô. Este entorno la estimuló para escribir su obra más grande “Gyeonghee” (1918).
Después de graduarse, se convirtió en la primera pintora coreana con un título universitario. Cuando volvió a su país natal, participó en el Movimiento por la Independencia del 1 de Marzo de 1919, lo que la llevó a la cárcel durante casi medio año. Tras casarse, a su futuro le esperaba reconocimiento a nivel nacional, donde fue empapada de exposiciones y reconocimientos, incluso tras ser madre de tres hijos. Fueron los viajes que realizó junto a su esposo que la llevaron a conocer las circunstancias de las mujeres en Occidente, particularmente en Paris.
Lamentablemente, su imagen se vio manchada tras su divorcio, debido a una supuesta infidelidad. Perdió el derecho a ver a sus hijos y su imagen en el país fue foco de profundas críticas. El estigma social fue tal que decidió publicar dos artículos, titulados “Confesión de un divorcio”(1934), donde intenta reivindicarse a sí misma y criticar los estándares con los que se medían a las mujeres en Corea. Esto sólo hizo traer consigo mayor negatividad hacia su imagen.
El ocaso de su vida estuvo enmarcado en carencia económica y rechazo, incluso por parte de su familia. Su salud física y mental empeoró hasta su muerte, anónima, en un hospital de mendigos en 1948. Na Hye-sok fue considerada por generaciones como el modelo negativo de lo que debía ser una mujer. Fue hasta la segunda mitad del siglo XX que se publicó su biografía y su nombre comenzó a ser una figura central dentro de los estudios feministas coreanos.
Pintura, versos y devenir de una mujer coreana
A pesar de que tuvo mala reputación debido al divorcio, Na Hye-sok continuó pintando y ganó varios premios especiales en la Exhibición de Arte Joseon enre el 1922 y el 1932. La foto muestra sus obras presentadas de la 11ª Exhibición de Arte Joseon en 1932. | Captura de pantalla del canal oficial de KBS
La obra de arte es un espejo, refleja lo que es la persona que la crea y, al mismo tiempo, habla de su tiempo, de su sociedad. Los poemas de Na Hye-sok muestran el enojo de una mujer dentro de un mundo que la juzga por serlo, pero no escatiman en dotar de una esperanza, a veces contemplativa, a veces llena de coraje. Un ejemplo es Nora, presentado a continuación y traducido por la poeta Ana Manuela Sopeña.
“Yo era una muñeca. Una muñeca como hija de mi padre. Una muñeca como esposa de mi marido. Yo era un juguete para ellos. Permito a Nora ir con cuidado la dejo ir, derribando los altos muros y abriendo las puertas a profundos cuartos interiores, la dejo suelta en el aire y se llena de libertad. Yo soy un ser humano, incluso antes de ser esposa de un marido y antes de ser madre de los niños en primer lugar, soy un ser humano. Yo soy un ser humano, las cadenas ya están rotas. El camino hacia la libertad está abierto y el poder dado por el cielo está repleto. ¡Ah! ¡Jóvenes muchachas, seguidme como a vuestro poder! La luz de un nuevo día está brillando.”
Escribir en español para sentir en coreano
Calle de Na Hye-sok para conmemorar su vida y arte, ubicada en el distrito Paldal-gu en Suwon de la Provincia de Gyeonggi-do | Wikimedia Commons
La historia de Na Hye-sok es una muestra de lo importante y compleja que es la cultura coreana y de las personas que nacen de ella. Su arte es evidencia de que la vida y obra de las mujeres debe ser reconocida, sin importar naciones o lenguajes. Los relatos esperan a ser desempolvados, a ser leídos con nuevos ojos y escritos en otros idiomas.
Escribir y leer en español a Corea del Sur es ese acto que nos lleva a reconocer al otro desde nuestro horizonte, es un ejercicio de empatía donde el lector asume lo inacabada que es su propia condición humana sin sumarse con el resto. Cada texto terminado es un fragmento, un reflejo de algo mucho más grande y basto, pero también es esa certeza de que se busca comprender los testimonios que configuran al resto del mundo.
Con esta pequeña muestra de la bastedad de la literatura coreana se tienen argumentos suficientes como para decir que en Corea del Sur hay escritores y escritoras que marcaron su disciplina. Y no, no todo se dice en inglés, en este rincón del Internet se escribe en español para aprender a entender en coreano.
kimhyelin211@korea.kr
* Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.