Por la reportera honoraria Alexia Hurtado de México
Fotografías: Alexia Hurtado
El pasado 23 de marzo, la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), en el Centro de Convenciones Siglo XXI, se convirtió en sede de un emotivo encuentro entre dos culturas. Con motivo del 120 aniversario de la llegada de la comunidad coreana a Yucatán, el evento “Otra Raíz” reunió las tradiciones esenciales para conmemorar los lazos históricos entre Corea y México.
Han pasado ciento veinte años desde la primera inmigración coreana a México. Desde entonces, las generaciones de descendientes se han establecido y formado raíces en Yucatán. Asimismo, han continuado preservando la cultura coreana en la región.
“Ciertamente, hay historias que aún duelen contarse y otras que se guardan en secreto, pero es una realidad que, para contar la historia de nuestra entidad, es necesario contar la historia de los coreanos y sus descendientes. Recorramos los caminos andados, visitemos los rincones donde los coreanos habitaron y encontremos a sus descendientes. Conozcamos la Otra Raíz”.
La danza folclórica “Otra Raíz: CXX Años de la Migración Coreana a Yucatán” estuvo a cargo del Ballet Folclórico Kaambal, dirigido por Samuel Espinoza Pat y Abraham Espinoza Pat, quienes lograron transportar al público a través del tiempo con su narrativa visual y musical.
Pueblos milenarios
La llegada de los coreanos a Yucatán fue un viaje lleno de desafíos, pero también de esperanza. Este recorrido quedó plasmado en el inicio del evento con música, danza y la narración de la historia de los primeros migrantes. La primera danza fue
ganggangsullae, un baile folclórico interpretado por mujeres, el cual simboliza la esperanza de tener buenas cosechas y fertilidad en la tierra.
La interpretación 'En los Henequenales (Arirang)' retrata el trabajo compartido entre hombres coreanos y yucatecos en los campos de henequén, símbolo de esfuerzo y hermandad.
La siguiente interpretación fue "En los Henequenales (Arirang)", una de las más memorables de la noche. Esta danza representa el arduo trabajo de los hombres coreanos y yucatecos en los campos de henequén. Cada movimiento mostraba el esfuerzo y la hermandad que surgió entre ellos, cerrando con una poderosa imagen de unión e igualdad.
Uniendo raíces, otro mestizaje
Escena de la boda simbólica entre una mexicana y un coreano (arriba) y la presentación 'Mesticita Linda' (abajo).
En esta segunda etapa, se rindió homenaje a la mezcla cultural entre México y Corea. A través de la representación de una boda entre una mujer mexicana y un hombre coreano, se mostraron las tradiciones de ambas naciones. Las madres de los novios entregaron regalos simbólicos: un rosario por parte de México y una horquilla tradicional coreana para el cabello. Los bailes que acompañaron esta fusión cultural incluyeron "El Caminante del Mayab", "Miguel Kim" y "Mesticita Linda" (jarana y el baile de las cintas). Los participantes lucieron una majestuosa combinación de trajes típicos: el terno y el huipil de Yucatán, y los
hanbok (traje tradicional coreano). Verlos bailar juntos fue una representación visual de la unión de dos historias.
Para la siguiente etapa, por parte de Corea, se presentaron el
samulnori (percusión tradicional coreana), el
gilgunak (música para desfiles y procesiones) y el
buchaechum (danza tradicional con abanicos). Con estas presentaciones dieron un giro deslumbrante, cautivaron al público con sus colores vibrantes y movimientos sincronizados. Cada gesto en los instrumentos o en los delicados bailes hizo vibrar a los asistentes, mostrando la belleza y la fuerza de la cultura coreana.
Bailarinas en hanbok (traje tradicional coreano) interpretan el buchaechum (danza tradicional con abanicos).
La añoranza, la esperanza
Para finalizar la historia de "Otra Raíz", las presentaciones finales recorrieron las calles de Mérida, desde recuerdos como la esquina del Chemulpo hasta historias propias de descendientes coreanos. Se presentaron los bailes "Mi Mérida", "El Chemulpo" y "El Manicero". El final fue una celebración colectiva donde todos los participantes tomaron la pista para bailar al ritmo de música latina combinada con letras que reflejaban la historia de la migración coreana. El cierre perfecto llegó cuando las banderas de México y Corea ondeaban ante el público, simbolizando la unión y el respeto entre ambas culturas.
Cierre del evento con participantes coreanos y mexicanos ondeando las banderas de ambos países.
"Otra Raíz" no solo fue un espectáculo, sino un viaje en el tiempo que honró la herencia coreana en Yucatán, demostrando que las raíces pueden extenderse y florecer en tierras lejanas.
kimhyelin211@korea.kr
Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.