3 motivos por los que se debería mirar a Corea para lograr sobreponerse a la pandemia del COVID-19
Por Tim Alper
La pandemia del coronavirus ha arrojado al mundo en un territorio completamente desconocido. Esta es la primera pandemia en la era de la información, y a la vez la primera pandemia global de un virus asesino que se contagia de manera aérea –aunque esto aún no esté científicamente comprobado- desde 1918.
Pero hay algo que sí está claro: las naciones del Este asiático –y especialmente Corea- estaban mucho mejor preparadas que sus contrapartes en Occidente. ¿Por qué?
Esta ha sido una pregunta recurrente entre los políticos y los líderes de salud pública alrededor del mundo. Mientras que la pandemia se ha cobrado cientos de miles de vidas en Europa y los Estados Unidos, el número de muertes en Corea ha sido relativamente bajo.
En las primeras etapas de la crisis, todos en mi país, el Reino Unido, desde los políticos hasta los economistas, pasando por los funcionarios de salud y los editores de periódicos, han estado tratando de averiguar por qué Corea se encuentra tan adelante en lo que concierne a la lucha contra el virus, el tratamiento de los pacientes, y la contención de la epidemia. Los políticos coreanos han afirmado que han sido contactados por líderes mundiales, incluyendo algunos de los miembros del parlamento británico, para conseguir consejos.
Yo mismo me encuentro en una situación extraña durante estos tiempos extraños. Aunque he vivido en Corea por los últimos 14 años aproximadamente, he estado en Inglaterra durante los últimos meses, mientras observaba como proliferaban las infecciones por el coronavirus. También me he puesto a pensar en qué difieren las cosas en Seúl y Busan en comparación con el resto del mundo.
Puesto que mis amigos y conocidos en Gran Bretaña saben de mis conexiones con Corea, no son pocos los que me han preguntado cuál es el secreto de Corea, y qué podríamos nosotros imitar aquí para luchar contra la pandemia. Desafortunadamente, no es una respuesta simple.
La importancia de las mascarillas
Muchos británicos creen que el relativo éxito de Corea en la contención del coronavirus se debe a aplicaciones para teléfonos móviles o que los valores confucianos de la sociedad hacen que los coreanos estén más dispuestos a obedecer los lineamientos del Gobierno en cuanto a las normas de higiene personal y de distanciamiento social.
En Corea, más del 90% de los adultos poseen un teléfono móvil, en el Reino Unido el 79% de su población dispone de uno. Por lo tanto, no podrían achacarse grandes diferencias sólo al aspecto tecnológico. Para respuestas más acertadas, es necesario que indaguemos más profundo en la cultura coreana y la historia reciente del país.
En el Reino Unido, cuando sus habitantes se enferman de congestión nasal o males similares, lo último que quisieran tener que hacer es ponerse una mascarilla. Por el contrario, en Corea la mayoría de sus habitantes no pensaría en salir de casa sin ponerse una cuando se presentan ese tipo de afecciones.
Muchos coreanos se abstienen de respirar aire frío cuando se encuentran con afecciones respiratorias, ya que piensan que esto agravaría los síntomas. También creen que cuando se está enfermo es necesario protegerse más contra las bacterias. Una tercera razón por la que los coreanos utilizan mascarillas cuando están enfermos es porque no quieren contagiar a sus colegas o familiares.
Las mascarillas también son comunes por otro tipo de razones. Algunas veces los niveles de contaminación del aire suben mucho en ciertas épocas del año debido al polvo que viaja desde los desiertos y áreas secas de China y Mongolia, y también por el humo de las fábricas. Se sabe que las mascarillas pueden ayudar a proteger contra el polvo también.
Todos estos conceptos son desconocidos en el Reino Unido, donde la industria pesada se mudó hace varias décadas, y la densidad de población es menor. Incluso durante el pico de la pandemia mucha gente aquí se sentía contrariada o incluso intimidada cuando veían a alguna persona llevando una mascarilla.
Un avanzado sistema médico y capacidad de respuesta pública
Para conocer mejor una de las razones históricas del éxito de Corea en su gestión del COVID-19, debemos remontarnos a inicios de la década pasada.
Entre noviembre de 2002 y julio de 2003 el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) afectó a gran parte del Este asiático. En esa ocasión, aunque sólo tres surcoreanos contrajeron el virus, muchos de sus vecinos geográficos, especialmente China y Hong Kong se vieron grandemente afectados. En ese tiempo, las autoridades de salud coreanas tomaron urgentes pasos para mejorar sus departamentos de atención de emergencias sanitarias, y crearon varios nuevos departamentos especializados en la contención de virus.
Alrededor de una década después apareció el MERS, que golpeó a Corea de una manera más severa. La epidemia del año 2015 hizo que 186 personas se infectaran del virus, dejando un saldo de 38 muertes.
El MERS y el SARS dejaron en Corea lecciones muy valiosas sobre el control de epidemias, que ahora han podido poner en práctica al enfrentar el COVID-19. De todos modos, los tres son diferentes tipos de coronavirus altamente infecciosos que afectan el sistema respiratorio de los pacientes de un modo similar.
El MERS representó un balde de agua fría para los hospitales coreanos, los cuales luego de esa experiencia empezaron a construir salas de aislamiento con los últimos adelantos tecnológicos disponibles. Las autoridades también empezaron a acumular provisiones de material protector para los médicos y enfermeras y equiparon sus nuevas unidades con ventiladores pulmonares, suministros de oxígeno y otros equipos esenciales.
Los virus altamente contagiosos similares a la influenza son considerados una amenaza persistente, la cual probablemente continuará acechando a la humanidad durante siglos. La experiencia de Corea nos muestra que los coreanos, tanto el personal médico como el público en general, no se toman estas amenazas a la ligera. La mayoría de los británicos sencillamente no habría podido imaginarse la escala y el terror que representan los coronavirus hasta antes de hace unos pocos meses.
Como alguien que ha vivido en Seúl por un largo tiempo, pude experimentar los brotes epidémicos que he mencionado aquí, excepto el SARS. He podido ver de primera mano lo rápido que los coreanos logran adaptarse a las cuarentenas y al uso de mascarillas, la sofisticación de las unidades de aislamiento y la velocidad en la que el personal médico moviliza a los pacientes hacia instalaciones para cuarentenas.
Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge llevado a cabo entre marzo y abril de este año mostró que los coreanos son las personas menos preocupadas de todo el mundo respecto a la amenaza del coronavirus. Los residentes del Reino Unido, por el contrario, tuvieron los mayores niveles de ansiedad respecto a la amenaza. Esto habla por sí solo respecto a la fe de los ciudadanos tanto en el personal médico como en las infraestructuras del sistema de salud, y su capacidad de reacción. La preparación, parece, logra anteponerse al pánico.
Cómo concluirá la historia del coronavirus es algo que aún no podemos conocer. Pero muchos británicos podrían encontrar algunas pistas para lograr controlar mejor la epidemia al observar el escenario coreano.
Tim Alper es un escritor y columnista británico, cuyo libro escrito en coreano “Bananas y Cuscús” fue publicado en el 2015. Aunque ha residido en Corea por muchos años, actualmente vive en el Reino Unido.
Traducido por Elías Molina, redactor de Korea.net