Los familiares de coreanos que fueron víctimas del trabajo forzado durante el dominio colonial japonés visitan la mina de Sado, en la prefectura japonesa de Niigata, el 25 de noviembre de 2024, tras una ceremonia conmemorativa. | Agencia de Noticias Yonhap
Por Kim Hyelin
Las organizaciones cívicas de Corea y Japón exigieron a Japón que se esclarezca la verdad sobre el trabajo forzado de los coreanos durante el periodo colonial japonés en el antiguo complejo minero de oro en la isla japonesa de Sado, a casi un año desde que dicho sitio, ubicado en la prefectura japonesa de Niigata, fuera inscrito como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
El Instituto para la Investigación de Cuestiones Nacionales de Corea y la Red Japonesa para el Esclarecimiento del Trabajo Forzado emitieron, el 27 de julio, una declaración conjunta en la que exigieron al Gobierno japonés que aclare la historia del trabajo forzado de los coreanos tanto en los sitios industriales de la Revolución Meiji como en la mina de Sado, y a documentar la historia de forma adecuada.
La mina de Sado fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial el 27 de julio de 2024, mientras que el conjunto de sitios conocidos como “Patrimonios de la Revolución Industrial de la Era Meiji de Japón: fundición, construcción naval y minería del carbón” fue incluido el 5 de julio de 2015. Este último también abarca la isla de Hashima, o del Acorazado, otro lugar donde los coreanos fueron obligados a trabajar.
Las organizaciones criticaron que el Gobierno japonés no haya cumplido su promesa de mostrar fielmente la historia de las víctimas, un compromiso asumido ante Corea y la comunidad internacional al presentar la candidatura de la mina.
En julio del año pasado, el Gobierno japonés declaró: “Recordaremos con sinceridad a los trabajadores provenientes de la península coreana, cumpliremos completa y fielmente con las recomendaciones del comité y mantendremos una estrecha cooperación con Corea”. Por lo tanto, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco aprobó la inscripción de la mina, bajo la condición de desarrollar una estrategia de exposición que aborde de forma integral toda la historia de las actividades mineras y acondicionar las instalaciones correspondientes.
Sin embargo, las organizaciones señalaron que aunque el Museo Local de Aikawa, cercano a la mina, describe que los coreanos “fueron sometidos a trabajos duros”, evita usar el término “trabajo forzado”. También denunciaron que en el centro de información turística Kirarium Sado no haya ninguna exhibición sobre el trabajo de los coreanos, y que aún no se haya hecho pública la lista de trabajadores provenientes de la península que el Gobierno de la prefectura Niigata había recuperado.
“El incumplimiento de estas medidas contradice el espíritu de la Unesco, que busca promover los valores universales de paz y derechos humanos a través del patrimonio histórico y cultural”, subrayaron.
kimhyelin211@korea.kr