El 11 de agosto el Tokyo Shimbun publicó una columna en la que menciona que para resolver las disputas entre Corea y Japón relacionadas con el trabajo forzado de los coreanos durante la II Guerra Mundial, Japón debería reflexionar en el dolor que infligió a Corea, y reconocer su historia con humildad. | Captura de pantalla del Tokyo Shimbun
Por Lee Kyoung Mi y Elías Molina
En medio de la creciente tensión entre Corea y Japón por el tema de los coreanos que fueron víctimas del trabajado forzado durante la segunda mitad del siglo pasado, un medio de prensa japonés señaló que “Japón debe reconocer su historia con humildad”.
El Tokyo Shimbun, un periódico progresista japonés, publicó el 11 de agosto una columna titulada “Japón y Corea no olvidan las sombras de la historia” en la que menciona que “las luces y las sombras se intersecan en la historia de los países. Pero en el caso de Japón, parece que sólo se enfoca en seleccionar y hablar sobre la luz”.
Como ejemplo de la elusión de su lado oscuro de la historia, la columna menciona el caso del Primer Ministro Shinzo, quien hace cinco años dijo sobre la guerra ruso-japonesa (1904-1905) que esta “había infundido coraje en las personas de muchos pueblos de Asia y África que se encontraban bajo un dominio colonial”.
En referencia al nuevo Centro de Información sobre el Patrimonio Industrial, que abrió sus puertas al público el pasado mes de junio, el periódico mencionó el hecho de que “los contenidos de las exhibiciones han recibido muchas críticas”.
La columna destaca que en el Centro de Información “el número de testimonios que mencionan que los trabajadores originarios de la península coreana fueron en realidad trabajadores forzados, y que experimentaron discriminación, es ínfimo” a pesar “del gran número de testimonios existentes que explican sobre las condiciones de los trabajadores forzados”, y hace alusión al caso de Suh Jeong-woo, quién fue movilizado hacia la Isla del Acorazado (Hashima) cuando apenas tenía 14 años, y quien además sufrió los efectos de la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki.
El diario japonés afirmó que, en ese entonces, entre 7 y 8 personas vivían juntas en un cuarto pequeño, incluyendo a Suh. Mientras trabajaba en la mina era vulnerable a las rocas que se desprendían en el interior, y además, si decía que se sentía mal o que quería descansar un poco, lo único que recibía a cambio eran palizas. “Este tipo de historias forman parte de la isla, y de su valor histórico” agregó el rotativo.
La columna continúa con frases como “Lo mismo aplica al asunto de las víctimas del trabajo forzado, un tema sobre el cual Corea y Japón tienen opiniones muy diferentes” o “el gobierno japonés asegura que todo esto quedó resuelto en 1965 por medio del ´Tratado de Relaciones Básicas entre Japón y la República de Corea´, sin embargo, la situación podría ser diferente si Japón hubiera tomado la decisión de enfatizar el dolor que causó en esa época, en lugar de escudarse por medio de leyes y tratados”.
A la vez que hizo un llamado al gobierno japonés a la auto-reflexión, agregó que primero “Japón debe reconocer su historia con humildad”.
El escrito también cita a Jared Diamond, un académico de renombre mundial y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, quien dijo que una disculpa, aunque se ofrezca una multitud de veces, no convencerá a la otra parte si no se ofrece con sinceridad, y que Japón debe continuar manteniendo un diálogo con China y Corea hasta que logre ganarse su confianza.
Por último, el artículo concluye aseverando que “la persona que pisa a otra con su pie, no puede sentir el dolor que experimenta la otra persona” y que, “necesitamos detenernos por un momento, y reflexionar sobre si nuestras acciones sobre la historia son similares a estar pisando el pie de otra persona, a pesar de que la Guerra terminara ya hace 75 años”.
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