Por la reportera honoraria de Korea.net, Ana Isabel Ferrer Ramírez de España
25 de julio de 2018 | Ana Isabel Ferrer Ramírez

Hay rincones por Seúl que muchas veces se escapan a los ojos de los turistas, por no ser el típico lugar que visitarías o porque hay otros sitios con más prioridad si vas con poco tiempo. No conocer todos los detalles de un lugar puede hacer que te quedes sin descubrir experiencias increíbles que sólo conocerías si vives en Corea o vas con un nativo; es el caso del mercado tradicional Gwangjang.



Situado prácticamente en el corazón de Seúl cuenta con unos 9.900 metros cuadrados de superficie y unos 2.000 puestos. Debe su nombre a los dos puentes entre los cuales está construido, Gwangkyo (puente ancho) y Jangkyo (puente largo), y constituye el primer mercado permanente en Seúl. La gama de productos que se pueden adquirir es muy variada, desde productos alimenticios como frutas, vegetales, pescados, carnes, dulces típicos coreanos, platillos de acompañamiento a productos textiles de todo tipo, muchos de ellos con un toque tradicional.



Se trata de un lugar por el cual no parece pasar el tiempo y que sigue conservando ese toque tradicional que lo hace tan especial. Sus calles forman un auténtico laberinto para aquellos que no están familiarizados con el lugar, en incluso para los que lo están. Es imposible recorrer una de sus calles sin pararse a mirar, a observar cuánta dedicación y tradición hay tras cada puestecillo, estando muchos de ellos allí situados desde que surgió el mercado.

Comprar aquí es comprar auténtico sabor a Corea. Se pueden encontrar productos artesanales o hechos a mano, con un sabor asombroso que no se encuentran en los productos prefabricados; es por ello que es muy normal, ver colas y colas de personas esperando su turno para adquirir algo, sin importarles el tiempo de espera.



Es especialmente famoso por sus puestos de comida, donde cada día se dan lugar cientos de personas en busca de ese toque casero que tan difícil es de encontrar, aquí es dónde turistas y locales se unen en busca de lo auténtico.

Las señoras de los puestos de comida se comportan como auténticas madres, no importa el idioma que hables, ellas entenderán lo que les estés pidiendo, e intentarán hacer todo lo posible para que disfrutes de la comida.



Los pasillos centrales de este mercado están divididos según el tipo de comida que en ellos se sirve, fritos, sopas y pescados. Lo difícil aquí es elegir qué comer: bindaetteok, mandu, tteokbokki, sundae, kimbap. Todo está hecho de forma artesanal, prácticamente nada en este mercado es prefabricado, es lo que lo hace tan especial.

Hay un sinfín de platos deliciosos, por lo que no importa la dieta que lleves, seguro que encuentras algo que se adapte a tus gustos y necesidades sin problemas. La comida que aquí se sirve es comida que se prepara al momento o que ya se encuentra semi preparada, por lo que se puede degustar al instante. Algo a tener en cuenta es que en este mercado en la mayoría de los puestecillos de comida, hay que pagar en efectivo, por lo que conviene ir preparado.



Pero no todo se reduce a los puestos de comida de los pasillos principales; también existen decenas de pequeños restaurantes en los pasillos secundarios, entre los cuales se encuentran auténticas maravillas, muchos de los cuales tienen horas y horas de espera para poder conseguir una mesa. Es en estos locales donde la comida es un poco más elaborada y por lo tanto requiere de más tiempo de cocinado o de menaje de cocina más específico que lo hacen imposible de situar en los puestecillos.

Gwangjang es todo un referente en cuanto a tradición y sabor en Corea, apto para todos los gustos. Es más que un lugar dónde comer, es un lugar para sentir. Puedes pasar horas paseando por sus calles y no verlo todo, o puedes pasar sólo unos minutos y vivir una auténtica experiencia. Si vas a Seúl no lo olvides, visita el mercado Gwangjang, elige qué plato quieres probar, toma asiento y disfruta.


clo1120@korea.kr


* Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios son de todo el mundo y trabajan para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.