Por la reportera honoraria de Korea.net, Paola Corpus de México
6 de julio de 2020
Debido a la pandemia mundial del COVID-19, que hasta el día de hoy sigue siendo un obstáculo para todos, el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo de Corea del Sur, llevó a cabo un evento virtual denominado la “Semana de Viaje 2020”. El objetivo era promover el turismo de una manera más segura y sanitaria en todo Corea, para que tanto coreanos como extranjeros, puedan disfrutar de la belleza del país sin contratiempos. Es por ello que en esta ocasión escribo con la intención de recordar mi viaje de 2018, animándolos a que viajen, pero tomando las medidas necesarias; asimismo, los invito a que estén al pendiente de la página Visit Korea para más información sobre las atracciones turísticas abiertas durante la pandemia.
Más de una vez me han preguntado “¿por qué elegiste Corea?” y siempre me sobran las razones para contestar; a la edad de 7 años fue cuando escuché por primera vez sobre un país llamado “Corea del Sur” y recuerdo haber sentido mucha curiosidad porque a su vez, existía otro con un nombre muy parecido. Pregunté a mis padres por qué estos eran tan similares, y ellos intentaron explicarme de la manera más sencilla la situación de la guerra. Con el paso de los años y mientras crecía, mi interés por el continente asiático fue disminuyendo hasta que ingresé a la universidad y jamás creí que, después de tanto tiempo, esa niña de 7 años sería encaminada a Seúl, Corea del Sur.
Cuando realicé mi intercambio estudiantil ya tenía dos años aproximadamente investigando, estudiando el idioma, conociendo la cultura y por supuesto, mirando los famosos dramas coreanos y escuchando K-Pop. Sin embargo, estas dos últimas no fueron mis principales motivaciones para viajar, sino el empaparme de la historia y de la cultura, de vivirla y sentirla con mis propias manos y de ver aquellos grandes edificios, todo con mis propios ojos. Así fue como en 2018, comenzó mi aventura...
Primera parada: el Palacio Gyeongbokgung (경복궁)
Siempre he visto a Seúl como una ciudad grande, llena de gente y modernidad, pero al mismo tiempo con sus aspectos históricos y culturales a resaltar. Entre ellos encontramos el famoso e imponente Palacio Gyeongbokgung, que a pesar de su nostálgica historia, sigue de pie en el corazón de la capital surcoreana. Lo más interesante de este lugar es que aunque se encuentra rodeado de edificios, al entrar por su puerta principal, mejor conocida como Gwanghwamun (광화문), se puede sentir como un viaje al pasado, sobre todo al ver a tantos visitantes utilizando la ropa tradicional coreana: el hanbok (한복). ¿Les gustaría recorrer sus caminos llenos de naturaleza y sus pasillos coloridos?
Foto del palacio Gyeongbokgung, ubicado en el centro de Seúl.
Segunda parada: la Prisión de Seodaemun (서대문 형무소)
Al oeste de Seúl encontramos la Prisión de Seodaemun, la cual fue construida en 1907 y utilizada durante la ocupación japonesa de Corea (1908-1945). Actualmente, este lugar está abierto al público y ahí podrán aprender sobre lo que fue el Movimiento de Independencia de Corea. Además, aunque la Prisión de Seodaemun es un triste y doloroso recuerdo, también es uno lleno de valentía y amor, que hace recordar a todos aquellos que murieron con honor por su patria. Este lugar en especial me hizo llorar, ya que tengo la convicción de que no se necesita ser coreano para compartir el mismo sentir al estar de pie en esta prisión, especialmente teniendo en cuenta todo lo que sucedió allí.
Prisión de Seodaemun, donde me surgieron muchas emociones.
Tercera parada: el Parque del Monte Naksan (낙산 공원)
Puede que este sitio no parezca tener una gran relevancia histórica en comparación con otros, pero me gustaría señalar que lo recorre una parte de la antigua Fortaleza de Seúl (서울 한양도성) construida durante la Dinastía Joseon (조선), para proteger a la ciudad del rey de posibles invasores. Al visitar el parque, también tuve la oportunidad de caminar, hacer ejercicio y de respirar un aire un poco más limpio gracias a la naturaleza que lo rodea, aunque recuerdo sentirme algo cansada al subir debido a su ubicación.
Parque del Monte Naksan, un lugar donde pude relajarme.
Estos son solo algunos espacios que pude visitar en 2018 y me ponen a pensar ¿qué tanto no habrán visto o escuchado estos caminos y paredes durante sus años de existencia? Jamás lo sabré con certeza, sin embargo, a pesar de que mi vida en Corea del Sur fue la de una estudiante normal, puedo decir que en el corto tiempo que viví ahí aprendí más sobre el país y pude sentirme parte de él. Seúl se convirtió en mi segundo hogar, y sus ciudadanos se convirtieron en mi familia. Además, quiero destacar que en mis recuerdos no solo me llevo la belleza del lugar, sino también la amabilidad y calidez de su gente. Donde fuera que iba, siempre me recibían con una sonrisa, dispuestos a ayudar, teniendo así un motivo más para cuidarme y poder regresar.
eliasmolina@korea.kr
* Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afección y entusiasmo hacia Corea.