Reporteros Honorarios

23.01.2025

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Por la reportera honoraria Clara Freire López de España
Video: Canal de Netflix Latinoamérica en YouTube

Un fotograma de la película coreana ‘Invasión, insurrección' muestra a uno de los dos protagonistas, Cheon-young, interpretado por el actor Gang Dong-won. | Netflix

Un fotograma de la película coreana ‘Invasión, insurrección' muestra a uno de los dos protagonistas, Cheon-young, interpretado por el actor Gang Dong-won. | Netflix



El 2 de octubre de 2024, “Invasión, insurrección” abrió el 29º Festival Internacional de Cine de Busan. El 11 de octubre de este mismo año, Netflix la estrenaba en su plataforma.

El festival comenzó en septiembre de 1996 como una plataforma para nuevas películas y directores primerizos, especialmente los de países asiáticos. A lo largo de estos 28 años se ha consolidado como uno de los festivales más importantes de Asia.

No es de extrañar entonces el revuelo que causó el estreno de una película financiada por una plataforma y que venía con la firma, aunque no la dirigió, de unos de los directores más aclamados y apreciados en Corea: el maestro Park Chan-wook. Dentro del festival se escucharon algunas voces preocupadas de que se pudiera perder el espíritu con el que nació el festival.

Pero entendemos que es bastante difícil decir que no a una apuesta de Park, quien no solo lidera en Corea la lista de los mejores directores, sino que también su nombre suena entre los mejores directores de cine en este momento, prueba de ello es el éxito de sus películas fuera de la temática coreana como “Snowpiercer” (Rompenieves) o “Stoker”.

Sin olvidar que la llamada Trilogía de la venganza conformada por “Sympathy for Mr. Vengeance”, “Old Boy” and “Lady Vengeance” es considerada como la mejor trilogía sobre venganza que se ha filmado. Y que “Old Boy” convirtió a Tarantino en un fan absoluto de Park cuando vio la película en el Festival de Cannes de 2004, la cual obtuvo el Gran Premio del Jurado de ese año.

Según declaraciones de Park, él había venido trabajando en el guion de la película desde 2019. La pandemia paró los planes de filmación y cuando lograron el financiamiento de Netflix, ya Park estaba involucrado en la dirección de la serie “El simpatizante” por encargo de HBO, donde Robert Downey Jr. tiene un papel destacado. Por lo cual, era bastante predecible que la dirección de la película recayera sobre Kim Sang-man, quien ha colaborado con Park en varias películas y fue su director de Arte, en la que ya es su película de culto, “Join Security Area” (Área de Seguridad Compartida, 2020). Además, el director de fotografía Ju Sung-Lim había trabajado tanto con Park como con Kim. El director musical es un antiguo compañero de Park y ha venido trabajando con él desde “Old Boy” hasta “Decision to leave”. El vestuario corrió a cargo de Cho Sang-Kyung quien apoyo a Park en “La doncella”, con lo cual “Invasión, insurrección” logra una reunión de viejos amigos.

En mi opinión, “Invasión, insurrección” se sustenta en tres brazos, el guion de Park, la magnífica fotografía de Ju Sung-rim y la memorable actuación de Gang Dong-won como Cheon-young, el Dios de la Túnica Azul. Su metro ochenta y seis, su habilidad física y su gran trabajo actoral llenan de credibilidad su actuación: la rabia sorda, la incredulidad, la audacia en batalla, la amistad…

Si hay algo que queda de manifiesto en esa extraordinaria película del maestro Park, hoy considerada un clásico, “Join Security Area”, es que los seres humanos no pueden ser divididos por líneas imaginarias que tracen los estados a su conveniencia política, como en el caso de Corea y Corea del Norte; y el de muchas guerras y conflictos africanos cuya constitución como estado durante y después del llamado neo colonialismo se hizo siguiendo las conveniencias de los colonizadores y no de la geografía o la pertenencia tribal. En muchos países de África, como en la separación de las dos Coreas, la división es una línea recta que divide dos pueblos hermanos y en otros casos agrupa naciones ancestrales sin nada en común.

Por otro lado, y como espectadora en la distancia, Park pone de manifiesto nuevamente lo que parece ser un sentimiento común del pueblo coreano: a Corea siempre la ha defendido el pueblo llano, son los ciudadanos los que defienden Corea contra el invasor y mantienen el honor y la unidad del país. Esto se ve claramente en muchas películas y series:“Join Security Area”, “La fortaleza”, “Guerra de Flechas”, “la Gran Batalla”, “Hansan: Rising Dragon”, o esa gran súper producción de Netflix que es la serie: “Mr. Sunshine”; y, por supuesto, en “Invasión, insurrección”.

Seonjo caracterizado por Cha Seung-won es un rey cruel que no duda en matar a su pueblo para poder salvar su vida, que antepone la edificación de su palacio a la reconstrucción del país, traiciona y miente, pero también es un personaje risible, caricaturesco, infantil y miedoso. Un rey incapaz de hacerle frente al ejército japonés y que no goza de la lealtad del pueblo, siendo capaz de matar a su mejor general por envidia.

Hay otro paralelismo que podemos ver también en “Join Security Area”y es la amistad por encima de los perceptos políticos o sociales, en este caso dos hombres de niveles sociales diferentes, y en el caso de “Join Security Area” de bandos políticos diferentes.

La amistad se alza por encima de las convenciones, pero también determina los comportamientos de los protagonistas al sentir que la misma fue traicionada. Ese sentimiento de incomprensión y vacío cambia la historia de Jong-ryeo y Cheon-young. El silencio para no traicionar al otro determina la resolución de la historia.

La película puede confundir porque inicia y termina con una rebelión. Con lo cual lo que encontramos entre un hecho y el otro no es más que la puesta en escena de la crueldad de las clases dominantes reflejadas en varios puntos: La crueldad del rey, la falta de palabra del padre de Jong-ryeo, la incomprensión de que se pudiera establecer una verdadera amistad entre un noble y un esclavo y esa escena dantesca que es la decisión de la esposa de Jong-ryeo de lanzarse a las llamas con su hijo antes de permitir que Cheon-young, un esclavo, la toque: el símbolo del racismo más aberrante, la convicción absoluta de su superioridad y la deshumanización del otro, del otro que no solo no tiene derecho, sino que en sí mismo no es capaz de tener emociones similares, ya que la aceptación de ese hecho derrumbaría el entramado social sobre el que se basaba la separación entre nobles y esclavos, y su propia valía.

La pelea final a tres bandas me hizo recordar el final de esa maravilla de Sergio Leone que es “Érase una vez en el Oeste”. Francamente, la pelea es sublime. Es pelea y es rencuentro, aceptación y derrota, vergüenza y reivindicación. Yo la hubiera dejado allí. Una mano que no necesita sostén para blandir la espada. Un pueblo que no necesita un rey para defender su tierra del invasor.

Aunque pareciera necesario expresar la idea de que la lucha continuaría, me sobró el “happy ending”. Extrañé la mano precisa y cortante de Park Chan-wooK dirigiendo la cámara.

Ahora bien, la disfruté mucho y espero que ustedes también.



kimhyelin211@korea.kr

Este artículo fue escrito por una reportera honoraria de Korea.net. Nuestro grupo de reporteros honorarios es de todo el mundo y trabaja para compartir su afecto y entusiasmo hacia Corea.